De promesa a estrella: el ascenso de Emily Fox al Club de Clase Mundial

Siempre pareció que Fox estaba destinada a este camino. La lateral brilló en su etapa universitaria en Carolina del Norte, donde logró sus primeras convocatorias a la selección femenina de Estados Unidos mientras aún jugaba en la NCAA. No fue sorpresa que fuera la primera elección global en el Draft de la NWSL 2021, seleccionada por Racing Louisville.

Tras dos temporadas sólidas en un equipo que no lograba clasificar a los playoffs, Fox volvió a Carolina del Norte para unirse al Courage, un club con aspiraciones de postemporada. Con confianza, dio el salto a un nivel superior, contribuyendo al título de la Challenge Cup 2023 bajo la dirección de Sean Nahas.

Esa capacidad de enfrentar siempre el siguiente desafío fue lo que hizo que el potencial de Fox resultara tan prometedor desde sus inicios, y se debe a varias cualidades que posee. Parte de ello es mental: la lateral cuenta con una fortaleza psicológica, confianza en sí misma y ambición que le permiten seguir elevando su nivel.

También destaca su inteligencia táctica, que le permite adaptarse a las distintas exigencias tanto en el equipo nacional como en su club, ya sea en términos de estrategia o de sus funciones específicas en el campo. Esto va acompañado de una excelente técnica, claramente influenciada por su experiencia en fútbol sala cuando era joven, lo que se refleja en su manera de jugar.

Y, por supuesto, está su condición física: rápida, con gran resistencia y capaz de imponerse en duelos. Todo esto la convierte en una lateral completa, ideal para el fútbol moderno.

Algunos de estos atributos han sido fortalezas evidentes desde hace tiempo, mientras que otros se han desarrollado a lo largo de su carrera. Lo que está claro es que la versatilidad de Fox ha captado aún más atención gracias a su desempeño en los últimos 18 meses.

En enero de 2024, Fox dejó Estados Unidos para fichar por el Arsenal. “Siento que quiero desarrollar más mi juego ofensivo y creo que el estilo de juego del Arsenal me da libertad, ya sea para invertirme hacia adentro o mantenerme alta y abierta, algo que los laterales están haciendo ahora porque el fútbol está cambiando”, dijo Fox a ESPN en ese momento.

Estas palabras mostraron que es una verdadera estudiante del juego, como también evidenció en una entrevista previa con NBC Sports, donde explicó que a menudo observaba cómo Oleksandr Zinchenko, en el Arsenal, y Trent Alexander-Arnold, en el Liverpool, se desplazaban hacia el mediocampo desde sus posiciones de lateral, algo que “adoraba”.

Ese entendimiento táctico, sumado a las cualidades que ya posee Fox, le ha permitido destacar de una nueva manera en Inglaterra. Con el Arsenal, a veces actúa como lateral tradicional, subiendo y bajando por la banda derecha; otras veces se le pide que se superponga más como lateral invertida para atacar los canales interiores; en ocasiones se la ve bastante centrada, casi jugando en el mediocampo; y en algunas formaciones, se desplaza hacia adentro para actuar casi como una central por la derecha en una defensa de tres, lo que permite que el lateral izquierdo sea el atacante adicional.

Esta versatilidad responde a los distintos planes de juego que Arsenal debe elaborar, enfrentando una variedad mayor de estilos en Inglaterra y Europa en comparación con la NWSL, aunque esta brecha también se está acortando en los últimos años.

Pero no es solo lo vivido en el Arsenal lo que ha impulsado a Fox a convertirse en una jugadora de clase mundial. El equipo nacional también ha sido fundamental, especialmente por el contraste de estilos entre los Gunners y la selección de Estados Unidos. Esto ha obligado a Fox a explotar aún más su versatilidad, adaptándose con fluidez a ambos entornos y manteniendo un rendimiento de élite, lo cual es una de sus cualidades más impresionantes.

Otro aspecto notable de jugar para Estados Unidos es la enorme presión y expectativa, posiblemente sin igual en el fútbol femenino. Sin embargo, Fox no muestra señales de sentirse intimidada por ello.

Equilibrar estos dos retos tan diferentes, representar al Arsenal y a Estados Unidos, ha permitido que el juego de Fox se perfeccione hasta alcanzar un nivel verdaderamente de clase mundial en los últimos 18 meses. De hecho, parece no tener puntos débiles.

Con frecuencia se proyecta hacia adelante con inteligencia, demostrando movilidad y capacidad para ejecutar distintos planes de juego. Cuenta con un amplio rango de pases, gran visión y un sentido del tiempo impecable para irrumpir en el área y convertirse en una amenaza constante de gol.

Pero también posee la conciencia táctica y el atletismo necesarios para no convertirse en una carga defensiva, como suele pasar con algunos laterales de perfil ofensivo. Es sobresaliente en los duelos, tanto en el suelo como en el aire, y sabe leer bien el juego para interrumpir ataques rivales.

No es fácil ser una internacional de Estados Unidos jugando en el extranjero. Los constantes viajes afectan la recuperación y el descanso, lo que puede derivar en bajones de forma e inconsistencia. Quizá lo más destacable en el ascenso de Fox al estatus de clase mundial durante los últimos 18 meses es que esos momentos bajos han sido escasos y espaciados, especialmente considerando que el Arsenal no ha tenido un relevo confiable para compartir minutos desde su llegada.

Afortunadamente, los Gunners han entendido que mantener un nivel tan alto y constante, sumado a un descanso mínimo, no es sostenible a largo plazo, y la reciente contratación de Taylor Hinds es prueba de ello. La entrenadora del USWNT, Emma Hayes, también ha contribuido a la durabilidad de Fox, al dejarla fuera de la convocatoria el pasado verano tras una exigente temporada 2024-25, que empezó con una medalla de oro olímpica en agosto y terminó con un título de Champions League con el Arsenal en mayo. Fox es fundamental tanto para club como para selección, y ambos deben protegerla.

La propia jugadora siempre ha sido muy clara con el cuerpo técnico de ambos lados del Atlántico. “Hay que saber comunicarse bien, hacerles saber a los demás cómo te sientes, especialmente con los viajes entre Europa y EE.UU., los campamentos, las concentraciones y los partidos importantes”, dijo Fox a ESPN en enero. “Simplemente escuchar a tu cuerpo y no tener miedo de expresar cómo te sientes.”

Desde el principio, Fox era consciente de las exigencias que implicaba esta transferencia, pero creía que era el paso correcto para alcanzar su meta personal: ser la mejor del mundo en su posición. Muchos coinciden en que, hoy por hoy, Fox ha llegado a esa cima, con pocos -si es que hay alguno- que puedan discutir que es una jugadora genuinamente de clase mundial.