Paul Pogba, un talento desperdiciado: pudo ganar un Balón de Oro, pero terminó suspendido cuatro años por doping

La emoción predominante que rodea la noticia del jueves sobre la suspensión de Pogba es la tristeza. Uno de los jugadores más talentosos del planeta puede que nunca vuelva a jugar al fútbol en el más alto nivel e incluso, si lo hace, nunca logrará un nivel cercano al que alcanzó durante sus primeros años en la Juventus o durante su tiempo con la selección nacional de Francia.

Sin embargo, no se puede negar el hecho de que en Turín en este momento hay un aire de alivio innegable. Porque era evidente, incluso antes de que se anunciara la noticia del control antidopaje positivo, que los mejores días de Pogba ya habían pasado y su salario colosal se había convertido desde hacía mucho tiempo en una carga para un club que ya estaba endeudado.

En el verano de 2022, la Juve estaba comprensiblemente emocionada por haber logrado fichar nuevamente a Pogba desde el Manchester United a coste cero. Para el mediocampista era una posibilidad de comenzar de nuevo. Sin embargo, en realidad se trataba del inicio del fin de su tiempo en la cima.

Desde su regreso a Italia, Pogba continuó perseguido por las lesiones que ya habían minado su segundo paso por los Diablos Rojos. Y lo terrible era que muchas personas creían que solo él tenía la culpa. En un intento desesperado y fútil de representar a Francia en la Copa del Mundo de 2022, no quiso someterse a una cirugía de rodilla a principios de agosto de ese año, lo cual resultó ser una decisión catastrófica: la "terapia conservadora" que eligió en su lugar finalmente no hizo más que retrasar la operación necesaria y el tiempo de recuperación.

El entrenador Massimiliano Allegri continuó apoyando a Pogba en público, pero su frustración era evidente. Los aficionados tampoco estaban contentos. Para Navidad, Pogba aún no había hecho su segundo debut para la Juventus y aún así decidió publicar una foto de sí mismo en una pista de esquí durante el período festivo.

En el mejor de los casos, fue una mala idea, una lectura incorrecta de la situación. Pero a los ojos de los aficionados se sintió como una flagrante falta de respeto, una constante en la carrera del francés.

Sir Alex Ferguson estaba enfurecido por la forma en que Pogba se comportó durante su primera salida del United, en 2012. Por supuesto, parte de eso se debió al infame superagente Mino Raiola, a quien Ferguson despreciaba. El escocés admitió que eran como "agua y aceite" y se desagradaron inmediatamente el uno al otro. En ese sentido, una separación era quizás inevitable.

Ferguson era conocido por ejercer una influencia paterna en sus jugadores, lo que nunca iba a funcionar con Raiola, quien poseía un talento prodigioso cuando tenía entre sus manos un contrato pronto a expirar. Había más dinero que ganar si encontraba un nuevo club para su cliente, por entonces muy codiciado.

Sin embargo, vale la pena recordar que Ferguson también dijo específicamente de Pogba: "No creo que nos haya mostrado ningún respeto en absoluto, para ser honesto". El francés tenía solo 19 años en ese momento, pero tales acusaciones no eran algo nuevo, dado que había dejado sus dos clubes anteriores, Torcy y Le Havre, en circunstancias igualmente turbulentas.

Por supuesto, no hay nada malo en que un jugador joven quiera jugar en un club más grande o mejor. Pero aunque es difícil no preguntarse cuánto habría beneficiado a un Pogba adolescente otro año bajo la tutela de Ferguson -especialmente en términos de su temperamento- el mayor error que cometió el francés no fue irse de United, sino regresar.

Puede haber sido la decisión correcta a los ojos de Pogba, pero fue sin dudas en el momento equivocado. En primer lugar, la Juve todavía estaba en ascenso. Es cierto, el equipo italiano llegó a la final de la Champions League en 2017 sin él, pero ¿quién sabe qué podrían haber logrado si hubieran mantenido a un jugador de la categoría del galo en el mejor momento de su carrera?

En segundo lugar, Pogba no volvía al United de Ferguson, sino al de José Mourinho. Y aunque el portugués lo apoyó públicamente a lo largo de su primera temporada juntos, la relación entre ambos se deterioró rápidamente en 2018, algo que incluso contribuyó en última instancia al despido del entrenador en diciembre del mismo año.

Por un corto tiempo, bajo el mando de un Ole Gunnar Solskjaer mucho menos riguroso que Mou, parecía que Pogba podría finalmente explotar todo su potencial. Incluso, el noruego afirmó: "Hay una agenda en contra de Paul, pero es un gran tipo. Es un gran profesional, nunca ha habido problemas y tiene un corazón de oro."

Y sin embargo, Pogba y su agente volvieron a faltar el respeto al United con conversaciones sobre transferencias y nuevos desafíos lejos de Old Trafford.

El gran arrepentimiento del United, por supuesto, será que no pudo aprovechar al fichaje más caro de su historia en el verano de 2019, ya que su valor se depreció rápidamente después. Pogba puede haber seguido siendo una superestrella en las redes sociales, pero fue un fracaso en el campo.

Incluso cuando estaba en forma, lo cual no fue muy a menudo, era una copia barata del jugador que tantas veces brilló con la camiseta de Francia, lo que desconcertó a legendarios centrocampistas de la Premier League como Roy Keane y Patrick Vieira.

Ronaldinho había afirmado que Pogba era tan talentoso que podía jugar en cualquier posición, pero esto fue demostrado claramente falso por sus contrastantes destinos en el club y en la selección. Como lo había hecho en la Juventus, el francés destacó con la camiseta de Les Bleus en una posición fija como interior izquierdo y con grandes jugadores a su lado, como N'Golo Kanté.

El galo no tenía el mismo nivel de apoyo en Old Trafford y demostró ser totalmente incapaz de hacer mejores a quienes lo rodeaban. Era obvio que no era un líder. Hay un argumento de que sufrió más que la mayoría debido al constante estado de caos que envolvía a Old Trafford después de la jubilación de Ferguson, pero Pogba terminó por ser la personificación misma de los problemas del United.

Fue su mayor desperdicio de dinero, el influencer de Instagram que era puro estilo y cero sustancia. Como resultado, los aficionados llegaron a despreciarlo. La grada de Stretford le decía que "se fuera" mucho antes de que finalmente lo hiciera.

En un indicio aún más contundente de su dramática decadencia, ninguno de los equipos de élite de Europa se interesó cuando expiró su contrato con el United. Pogba estaba disponible sin costo alguno y aún así ningún equipo realmente top quería tener nada que ver con él. Incluso en un traspaso gratuito, simplemente no valía la pena el riesgo. Y así fue.

Se hablaba de que la Juve iba a renegociar su contrato debido a sus constantes problemas de lesiones ya en diciembre de 2022. Luego, después de un breve período de disponibilidad, fue dejado de lado por Allegri para un enfrentamiento de la Europa League contra el Friburgo por llegar tarde a una reunión de equipo.

En ese momento, la simpatía estaba dando paso a la desesperación. Pogba ya no parecía estar física ni mentalmente preparado para las exigencias del fútbol profesional, una percepción que comprensiblemente lo molestaba.

"Quiero hacer que los críticos coman sus palabras", le dijo a Al Jazeera en septiembre de 2023. "Pueden hablar mal de mí pero nunca me rendiré. Quiero demostrarles que no soy débil. El fútbol es muy hermoso, pero es cruel. La gente puede olvidarte. Puedes hacer algo grandioso y al día siguiente no eres nadie", consideró.

Sin embargo, Pogba nunca será nadie. Principalmente porque al día siguiente de que se publicó esa entrevista, se anunció que había fallado la prueba antidopaje a la que se sometió tras el Udinese - Juventus del 20 de agosto, un partido que (no) casualmente, había visto en su totalidad desde el banco de suplentes.

Incluso por esa razón sola, no hay posibilidad de que Pogba sea olvidado. Porque ahora está destinado a ser recordado como una de las historias más tristes del fútbol, una historia ejemplar de los efectos de malas decisiones de vida: el ganador de la Copa del Mundo y el talento desperdiciado.