En el centro del caso estaba un pago realizado por FIFA a Platini hace más de una década. Los fiscales alegaron que el dinero, alrededor de dos millones de dólares, era fraudulento y carecía de “base legal”. Blatter y Platini contrarrestaron que la transacción era legítima, el resultado de un acuerdo de caballeros que se remonta a 1998. En ese momento, Blatter había reclutado a Platini para actuar como su asesor personal, pero afirmaba que la FIFA no podía permitirse su solicitud de salario completo de un millón de francos suizos por año. En cambio, acordaron un pago reducido de 300,000 francos anuales, con el resto a liquidarse más tarde. El pago retrasado se realizó en 2011, lo que provocó acusaciones de corrupción. Pero ambos juicios se pusieron del lado de la defensa, aceptando que existía un acuerdo informal pero genuino entre los dos hombres.