¡La segunda venida de Cristiano Ronaldo! Olvídense de la táctica, Mbappé nació para jugar en el Real Madrid

Cuando el delantero francés firmó un nuevo contrato en mayo de 2022, el PSG trató de hacer creer que se había comprometido con el club hasta 2025, pero el último año era opcional y era obvio desde hacía mucho tiempo que el jugador no tenía interés en cumplirlo.

Tal vez las cosas habrían sido diferentes si Luis Enrique hubiera logrado tener un impacto más grande y positivo en París, pero a pesar de que el equipo logró el título en la Ligue 1 por décima ocasión en las últimas doce temporadas, otra vez el sueño de la Champions League se quedó corto y el PSG cayó eliminado en semifinales pese a ser amplio favorito contra el Borussia Dortmund.

No es casual que el anuncio oficial por parte de Mbappé de que no renovaría su contrato llegó apenas tres días después. de la derrota con los alemanes. Detrás quedó una temporada en la que marcó 44 goles en todas las competiciones y finalizó como máximo anotador del campeonato francés por sexto curso consecutivo.

Sin embargo, a pesar de sus números, nunca se le vio feliz durante todo 2023-24.

Su posición en el campo parecía ser el principal problema. Luis Enrique decía que Mbappé tenía la "libertad" de jugar donde quisiera, pero el delantero de 25 años todavía parece sentirse restringido cuando se le pide que lidere el ataque, lo cual -hay que recordar- condujo al infame posteo de la "pivot gang" dirigido al entonces entrenador, Christophe Galtier.

Según la prensa española, la relación del delantero francés con el último entrenador que tuvo en el Parque de los Príncipes se ha deteriorado por la misma razón. "No quiere jugar como delantero centro, no le gusta que lo llamen nueve y quiere jugar como extremo izquierdo, que es la posición en la que más ha jugado en su carrera", dijo Eduardo Inda, director de OK Diario, a El Chiringuito..

¿Habría menos drama y debate sobre el rol de Mbappé en el Madrid? En absoluto. De hecho, la locura mediática comenzó antes incluso de que se anuncie el fichaje, con algunos informes que llegaron a afirman que Florentino Pérez incluso podría considerar vender a Vinicius Junior para hacer espacio a Mbappé, tanto en el campo como en la nómina salarial. Una idea que, de haber existido alguna vez, quedó totalmente sepultada tras la conquista de la Decimoquinta.

También se habló de que el club blanco se esforzó por convencer al francés de que redujera ligeramente sus demandas financieras pero, sin entrar en detalles del acuerdo final, lo que está claro es que Mbappé le va a costar al Real Madrid una cantidad colosal de dinero: además de un salario astronómico, habrá una enorme prima de fichaje.

El galo obviamente es uno de los aspirantes al trono del mejor jugador del mundo y debería ser pagado en consecuencia, pero es justo preguntarse si realmente vale la pena semejante desembolso histórico, al menos desde una perspectiva táctica.

El Madrid ya tiene en Vinicius a un extremo izquierdo de clase mundial, después de todo. Entonces, ¿no habría sido mejor para Florentino fichar a un centrodelantero como Victor Osimhen? Sin duda aliviaría algo la presión sobre Endrick, el adolescente brasileño que llegará al Bernabéu este verano y merece tener tiempo suficiente para adaptarse a su nuevo entorno sin que recaiga de inmediato sobre sus espaldas el peso de tener que liderar la línea ofensiva blanca.

Tampoco parece haber sido una coincidencia que, apenas comenzó a rumorearse que el trato de Mbappé estaba hecho, hayan surgido rumores de que Erling Haaland está "infeliz" en el Manchester City.

Por supuesto, Vinicius y Mbappé podrían coexistir en el mismo equipo: ambos son capaces de cambiar de banda. El francés ciertamente nunca pareció tener mucho problema en renunciar a su posición preferida de extremo izquierdo ante Neymar en el PSG (al menos al principio). Pero si estaría dispuesto a ser tan complaciente en el Real Madrid es la gran incógnita en este momento de los acontecimientos.

Dicho todo, probablemente Florentino sentirá - con cierto grado de justificación - que tiene al entrenador adecuado para resolver todos estos dilemas tácticos. Carlo Ancelotti ha tenido éxito en tantos grandes clubes porque es el maestro de manejar vestuarios llenos de egos masivos. El afable italiano no se sentiría intimidado por la perspectiva de intentar encajar a Vinicius y Mbappé (y no olvidemos también a Jude Bellingham) en la misma alineación titular.

Ancelotti tiene un don raro para mantener contentas a las superestrellas conflictivas. Nadie lo hace mejor y el presidente lo sabe, por eso se esforzó en convencerlo de rechazar a Brasil y firmar una extensión de contrato hasta 2026 a principios de esta temporada.

Entonces, este asunto de las posiciones y los sistemas tácticos puede dejarse de lado por el momento: no fueron realmente un factor decisivo en la ingeniería detrás de esta transferencia. Fichar a Mbappé va más allá de las tácticas o trofeos; se trata de actitud y un sentido de merecimiento. Es el verdadero Madridismo, un exhibición de superioridad indulgente, otro Galáctico para impresionar a los simples mortales en todo el mundo.

Desde David Beckham hasta Bellingham, Florentino recurrentemente ha dicho que algunos jugadores "nacen para jugar en el Real Madrid". Y Mbappé siempre ha tenido esa aura. Desprende confianza y parece completamente imperturbable ante la presión. Ya ha marcado más goles en finales de la Copa del Mundo que cualquier otro jugador en la historia, ¡y solo tiene 25 años!

Esencialmente, es la segunda venida de Cristiano Ronaldo, otro atacante ambicioso, arrogante e impresionante destinado a establecer récords que nunca se romperán y a generar controversia con exhibiciones de petulancia dentro y fuera del campo.

En serio, ¿cuánto tiempo pasará antes de que Mbappé desate un frenesí en los medios de Madrid porque imitó al portugués, su héroe de la infancia y modelo a seguir, al decir que está "triste"? ¿O si decide simplemente jugar nuevamente una carta similar a la de la "pivot gang"? Pero el presidente sabe todo esto y no le importará. Y a los fanáticos, al final del día, tampoco.

Tanto el Madrid como Mbappé creen que son los mejores del mundo, y probablemente tienen razón. Por esa única razón, siempre iban a acabar juntos. El reloj de la cuenta regresiva nunca dejó de hacer tic tac...