El Feyenoord llegó al Giuseppe Meazza con una misión complicada tras caer 2-0 en casa la semana pasada. Su entrenador, Robin van Persie, esperaba que su equipo saliera con intensidad, pero apenas a los ocho minutos ya se llevaba las manos a la cabeza cuando Marcus Thuram abrió el marcador con un preciso disparo al ángulo.
Con la ventaja en el bolsillo, el Inter tomó el control del partido, obligando a los neerlandeses a correr detrás del balón. Hakan Çalhanoğlu y Henrikh Mkhitaryán manejaban los tiempos en el mediocampo, mientras Denzel Dumfries y Carlos Augusto aportaban amplitud por las bandas. El Feyenoord despertó en los últimos cinco minutos del primer tiempo y encontró su recompensa cuando Çalhanoğlu cometió una falta dentro del área sobre Jakub Moder. El propio Moder convirtió el penalti para acercar a su equipo antes del descanso.
Sin embargo, la esperanza neerlandesa duró poco. Apenas seis minutos después del reinicio, Thomas Beelen derribó a Mehdi Taremi dentro del área, provocando otro penalti, ahora a favor del Inter. Çalhanoğlu asumió la responsabilidad y, con frialdad, amplió la ventaja global a tres goles.
El equipo de Simone Inzaghi siguió buscando aumentar la cuenta, pero la defensa del Feyenoord logró resistir y evitar una goleada mayor. Al final, el Inter cerró la eliminatoria con un contundente global de 4-1, asegurando su lugar en los cuartos de final de la Champions League.