No será fácil imaginar a Son Heung-Min vistiendo otro color que no sea el blanco lirio del Tottenham Hotspur. Después de todo, este surcoreano llegó a los Spurs a los 23 años tras pasar siete temporadas en dos clubes diferentes. Pero ningún jugador ha estado tan ligado a las emociones y altibajos del Tottenham como Son.
Llegó al club en 2015 y formó una dupla electrizante con Harry Kane, aunque, de manera cruel, nunca lograron levantar un trofeo juntos. Mientras otros jugadores iban y venían, Son permaneció firme. Sobrevivió a la salida de Kane, Hugo Lloris, Toby Alderweireld, Jan Vertonghen y Dele Alli.
Durante su década en el norte de Londres, fue dirigido por siete entrenadores diferentes y, cuando levantó la Europa League hace unos meses, parecía haber encontrado su hogar definitivo. ¿No era evidente que Son se retiraría aquí? Envejecer con gracia, aportar de vez en cuando y colgar las botas en el Tottenham.
Pero aparentemente no será así. Son está a punto de convertirse en el fichaje más destacado de la temporada en la MLS, con LAFC dispuesto a pagar más de 20 millones de dólares por sus servicios. Si debía partir, parece una elección acertada. Los Ángeles es una ciudad maravillosa para vivir y, con la cultura del club y el respaldo financiero de sus propietarios, podría pasar al menos los próximos 18 meses peleando por títulos. LAFC es sin duda un equipo de playoffs y la Copa MLS está al alcance.
Sin embargo, lo que parece un movimiento ideal no será tan sencillo. Son es un futbolista excepcional que mejoraría cualquier equipo, en casi cualquier liga y nivel. Pero si se concreta la operación, LAFC tendrá que encontrar la fórmula táctica correcta para aprovechar al máximo este fichaje récord y asegurarse de traer al Son candidato a MVP, no al Son sobrepagado que solo cumple un rol secundario.





