A través de la capital, el Liverpool viajó a West Ham sabiendo que su lucha por defender el título de la temporada pasada ya está prácticamente perdida tras una racha de seis derrotas en siete partidos, lo que ha puesto a Arne Slot bajo un escrutinio creciente. Y aunque vencer a los Irons, que atraviesan dificultades, no garantiza el regreso a su mejor forma, fue alentador para los aficionados ver que los dos fichajes de verano finalmente mostraran su calidad.
Alexander Isak, aunque estuvo algo desaparecido durante largos tramos en el London Stadium, apareció cuando más se le necesitaba, anotando un excelente remate que rompió el empate y aseguró su primer gol en la liga desde que dejó Tyneside por Merseyside. El delantero costó 125 millones de euros al Liverpool.
Sin embargo, Florian Wirtz fue la estrella del partido para el equipo de Slot. Con libertad para moverse desde la posición de número 10, el internacional alemán resultó inabordable para la defensa del West Ham, aprovechando los espacios y llevando al Liverpool hacia adelante. Si no fuera por un par de malos controles de sus compañeros, podría haber terminado el partido con una o dos asistencias. Este tipo de actuación era lo que muchos esperaban del jugador de 116 millones de euros, llegado del Bayer Leverkusen.
El protagonismo de Wirtz también se vio favorecido por el cambio de Dominik Szoboszlai al lado derecho del trío ofensivo, mientras Slot dejaba a Mohamed Salah en el banquillo durante toda la tarde. El ritmo de trabajo y la actitud de Szoboszlai permitieron a Wirtz encontrar más espacios, y si las actuaciones de los Reds continúan mejorando, este fin de semana podría marcar el principio del fin de la era de 'el Rey Egipcio' en el Liverpool.