"Tengo una casa en Chelsea, he vivido en Chelsea durante muchos años, he tenido un abono de temporada durante muchos años, tengo un negocio que está basado en Chelsea", explicó Ratcliffe a la BBC en ese momento. "Cuando vivía en Londres durante muchos años, podía ir a ver al Chelsea. Era bastante difícil ir a ver al United, así que tengo lealtades divididas".
Sin embargo, quizás sorprendentemente para un hombre que construyó un imperio petroquímico y fue en su momento la persona más rica de Gran Bretaña, Ratcliffe cometió un error bastante básico: presentó su oferta de 4.250 millones de libras esterlinas (5.790 millones de dólares) seis semanas después de la fecha límite establecida por Raine, el banco que negociaba la venta.
"Mi mensaje para Raine es que no descarten nuestra oferta", suplicó Ratcliffe. "Somos británicos y tenemos grandes intenciones para el Chelsea. Si yo fuera Raine, no cerraría ninguna puerta". Sin embargo, su mensaje resultó ser en vano, ya que INEOS reveló más tarde que Raine desestimó la oferta "de inmediato" antes de aceptar la del consorcio liderado por el multimillonario estadounidense Todd Boehly.
Sólo 18 meses después, Ratcliffe completó su participación del 27 por ciento en el United y ahora él y Boehly son competidores directos. Ambos han recibido su parte de críticas tanto de sus propios seguidores como de los medios. Para Ratcliffe, la avalancha de críticas ha arruinado su querida rutina matutina de leer los periódicos.
Podría tomar ejemplo de Boehly, quien recientemente explicó cómo enfrenta el escrutinio: "La realidad es que cuanto antes aprendas que no puedes mantener a todos felices todo el tiempo, entonces viene la libertad." Hay otra área donde Ratcliffe podría aprender de Boehly: el arte de vender jugadores.





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