Según múltiples informes, el despido de Ten Hag fue una medida calculada y no una decisión impulsiva tomada por el club. La directiva del club estaba supuestamente decepcionada con la calidad de sus sesiones de entrenamiento y lo que percibían como una falta de emoción y conexión con el equipo. También se describió a Ten Hag como alguien resistente a los consejos y que intentaba repetidamente influir en la planificación del equipo para adecuarla a su "agencia".
La decisión se tomó después de solo dos partidos de liga, un movimiento que el entrenador neerlandés calificó de "sin precedentes" y una "sorpresa total". Ten Hag dijo que había asumido el trabajo con "plena convicción y energía", pero que la directiva "no estaba dispuesta a darme el tiempo y la confianza necesarios". El club, sin embargo, pinta un cuadro diferente, citando una rápida pérdida de confianza debido al estilo de entrenamiento de Ten Hag y su comportamiento tras bambalinas.