El 2023 se cerró para Boca con una ilusión doble: la consagración de Juan Román Riquelme como presidente y la llegada de Diego Martínez. Aunque esto, especialmente lo último, es parte de las consecuencias de un año que estuvo muy lejos de ser ideal aunque estuvo tan cerca de conseguir la ansiada séptima Copa Libertadores, perdida en tiempo suplementario en la final.
En el medio, flojos desempeños en los torneos locales, que le impidieron clasificarse al próximo certamen internacional; un título muy lejano, un refuerzo de jerarquía que aún no mostró su máxima capacidad y una joya que el Xeneize espera poder disfrutar más.
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