El Atlético había alcanzado un acuerdo con Osasuna por Jesús Areso y confiaba en que finalmente se haría con su fichaje. Sin embargo, en un inesperado giro, Osasuna autorizó la transferencia al Athletic Club. Se informó a los rojiblancos que, si el Athletic quería al jugador, debía abonar la cláusula de rescisión. A pesar de esto, según AS, Osasuna ignoró el pacto previo y vendió al futbolista al club vasco, dejando al Atlético en una situación humillante.