¿Alguien pensó que iba a ser sencillo? El Real Madrid necesita tiempo para hacer que su ataque plagado de estrellas funcione

Señales de que esto podría suceder se vieron durante la victoria del Madrid sobre el Atalanta en la Supercopa de la UEFA en los días previos al inicio de la competición nacional. Los cuatro jugadores de ataque del equipo blanco prefieren ocupar el mismo lugar en el campo, ya que todos son diestros y les gusta desplazarse hacia el lado izquierdo antes de cortar hacia adentro. Aunque, es cierto, cada uno lo hace de manera ligeramente diferente.

Vinicius puede ir hacia la izquierda o hacia la derecha, mientras que Bellingham busca esquivar y tejer tanto vertical como horizontalmente. Mbappé, en cambio, prefiere ir directo hacia la portería, mientras que Rodrygo corta, finta y suelta. Sin embargo, los puntos de partida son fundamentales en el fútbol, y el espacio debe ser explotado cuando se crea. Claro que si no hay nadie allí para hacerlo, los ataques se diluyen.

En más de una ocasión el domingo, los dos brasileños, el francés y el inglés estaban dentro de un radio de 15 metros el uno del otro. El equipo de Ancelotti tenía el control de la posesión, pero la defensa del Mallorca pudo marcar a algunos de los jugadores más devastadores del planeta porque no tenía demasiados huecos que cubrir.

La culpa de lo sucedido en Son Moix es compartida y los cuatro jugadores deberían ser lo suficientemente inteligentes tácticamente para encontrar nuevos espacios para prosperar. Pero Mbappé, el fichaje más importante del fútbol mundial en los últimos años, debería ser un experto en estas cosas.

El francés fue parte del limbo táctico definitivo entre 2021 y 2023, cuando compartió el ataque del PSG con Lionel Messi y Neymar. Dos entrenadores diferentes intentaron que el trío se convirtiera en una unidad completa y complementaria y ambos fracasaron. A Mbappé, como se ha dicho, le gustaba el lado izquierdo de la cancha, al igual que a Neymar. Pero era responsabilidad del galo encontrar los espacios donde no estaban sus compañeros de ataque y hacer carreras inteligentes para desarmar a los oponentes. Funcionó, en parte, ya que el PSG ganó muchos partidos. De hecho, fueron las deficiencias defensivas del equipo las que resultaron ser su perdición en la Champions League.

Mbappé, entonces, tiene experiencia de primera mano en tratar de comprometerse y encontrar soluciones junto a otros talentos de clase mundial. Y aunque el vestuario blanco es completamente diferente en cuanto a personalidades al del Paris Saint-Germain, el francés debería poder utilizar su experiencia en el Parque de los Príncipes en su beneficio ahora.

Es justo señalar también que los atacantes del Madrid no fueron los únicos jugadores que rindieron por debajo de sus posibilidades el domingo.

Fede Valverde, con el cabello rubio decolorado y su nuevo dorsal número 8 que podría haber sido confundido con Toni Kroos, tuvo una de sus peores actuaciones en más de un año, lo que en parte podría haber sido debido a la ausencia del alemán. Este fue el primer partido verdaderamente competitivo que el Madrid ha jugado desde la retirada de Kroos, y aunque Aurélien Tchouaméni fue ordenado tácticamente, no está ni cerca de mostrarse capacitado para aportar la precisión distributiva que garantizaba el germano.

Valverde quizás sintió que necesitaba asumir ese rol por sí mismo, dado que Bellingham estaba más ocupado apoyando el ataque, pero el uruguayo falló demasiados pases y careció de algo de su resistencia característica en la calurosa noche balear.

Para Ancelotti, lograr cohesión entre los cuatro hombres de ataque es necesario, pero también es prioritario asegurar que el centro del campo sea capaz de controlar los partidos ahora que se ha ido Kroos y Luka Modric es un jugador secundario.

Entonces, aparte del consejo de Bellingham de "terminar los ataques", ¿cómo puede el Madrid asegurarse de que estos problemas iniciales no se conviertan en algo más preocupante?

Por lo pronto, es importante remarcar que esto es demasiado nuevo para todas las partes involucradas: Bellingham y Mbappé estaban de vacaciones mientras Vinicius y Rodrygo participaban de la gira de pretemporada del equipo en Estados Unidos. En total, el cuarteto lleva poco menos de dos semanas de entrenamiento y apenas 150 minutos compartidos dentro del campo, entre la Supercopa de Europa y el empate contra el Mallorca. Demasiado poco para sacar conclusiones válidas.

Dicho esto, hay algunas soluciones rápidas potenciales. Quizás la más obvia -y más dura- sería sentar a Rodrygo e incorporar a otro centrocampista en el equipo. Eduardo Camavinga, quien actualmente se está recuperando de una lesión menor, sería el jugador ideal para entrar y proporcionar energía junto a Tchouaméni en un centro del campo en rombo, con Valverde y Bellingham más adelante, por detrás de Mbappé y Vinicius.

También será importante que Dani Carvajal esté tan involucrado en ataque como lo estuvo la temporada pasada. Con la mayoría de los ataques del Madrid pasando por Vinicius y Bellingham en la izquierda, el lateral derecho tuvo mucho espacio para correr y podía quedarse en la línea para abrir la defensa rival o desplazarse hacia el centro para sumar presencia en el área rival. El resultado fue una campaña récord para el jugador de 32 años, que contribuyó con seis goles y cinco asistencias en todas las competiciones, incluyendo el gol inicial en la final de la Liga de Campeones.

Hasta ahora, en los primeros partidos de la temporada 2024-25, Carvajal ha mantenido su posición mucho más, algo lógico si se tiene en cuenta que con la llegada de Mbappé hay un jugador más en el ataque y uno menos en el mediocampo para evitar los contraataques rivales. Ancelotti necesita asegurarse de que una de sus amenazas ofensivas más potentes de la temporada pasada no quede neutralizada por su cambio en el sistema.

El resultado más probable, sin embargo, es que Ancelotti realice ajustes menores, en lugar de un cambio táctico completo. Después del partido contra el Mallorca, el entrenador expresó su frustración con el esfuerzo defensivo de su equipo, en lugar de criticar la falta de producción ofensiva: "Necesitamos más equilibrio. Lo hemos dicho antes, somos muy ofensivos y el equilibrio es esencial. Hay que defender mejor".
En muchos aspectos, su evaluación es justa. Ancelotti siempre ha sido un entrenador laissez-faire, que tiende a confiar en sus estrellas para que hagan que las cosas sucedan con el balón. Todo lo que tiende a exigir a cambio es un esfuerzo incansable y sacrificio personal cuando sea necesario.

Y en Son Moix, el Madrid no pareció ser un equipo unido. La derecha del campo quedó descubierta, mientras que el trío del centro del campo no respondió lo suficientemente rápido a los contraataques del Mallorca. Los delanteros se mostraron perezosos cuando más se les necesitaba y no corrieron para cubrir terreno, tampoco. Ancelotti puede que no quiera cambiar de nombres, pero ciertamente puede exigir más a los individuos, algo que ya ha dejado muy claro.

Por supuesto, cualquier reacción -positiva o negativa- a lo que produjo Madrid el domingo iba a ser apresurada. Vinicius, Mbappé, Rodrygo y Bellingham aún necesitan aprender los movimientos ofensivos del otro y responder a ellos sin el balón: un puñado de sesiones de entrenamiento y un par de partidos no es suficiente tiempo para que todo salga a la perfección.

Sin embargo, hubo breves destellos de lo buenos que podrían ser, ya que los cuatro realizaron fintas, trucos y carreras para crear oportunidades de la nada. Una vez que esas combinaciones se vuelvan más frecuentes (y lo harán con el tiempo) entonces será muy difícil detener al Madrid. Hasta entonces, se cometerán errores y tal vez aparezcan algunos patrones confusos.

Habrá escépticos en la prensa y quizás algunos aficionados descontentos en las gradas. Por ahora, no hay necesidad de entrar en pánico. En teoría, este es el mejor equipo de Europa. Y solo debería tomarles un poco de tiempo demostrarlo.