Menudo robo, que diría alguno. El partido de los cuartos de final (el torneo empeezaba en octavos) enfrentaba a España con Italia. Los dos países tenían un buen equipo.
España contaba con grandes jugadores como el portero Ricardo Zamora y su goleador, el vasco Isidro Lángara. Pero el duelo quedó marcado por la lamentable actuación del árbitro, que fue totalmente parcial en favor de los italianos.
Y es que el belga Louis Baert permitió el juego brusco de los locales sin ningún tipo de sanción disciplinaria, y tuvo fallos deliberados que perjudicaron a los españoles. Aun así, el partido acabó 1-1 (tanto los 90 minutos como el tiempo suplementario de media hora). Como no había desempate por penaltis como ocurre ahora, se tuvo que jugar un segundo partido de 90 minutos.
Tanto Italia como España habían llegado a cuartos de final después de superar cómodamente la primera ronda, pero en el primer partido que los enfrentó, el 31 de mayo en el Stadio Giovanni Berta de Florencia, el desgaste fue excesivo. Y Baert fue clave para decantar la balanza, porque los españoles ganaban 1-0 y el empate llegó sobre el cierre del primer tiempo, con un gol de Ferrari gracias a que Schiavo (delantero italiano) sacó de circulación a Zamora con una clara infracción.
A lo largo del segundo tiempo y la prórroga, las crónicas contaron que el robo fue mayúsculo. Y el partido en Florencia, una batalla. No solo que el árbitro le anuló un gol lícito a España, que pudo haber cambiado el rumbo de la historia, sino que permitió todo tipo de agresiones contra los visitantes.
El desempate fue a las 24 horas, por lo que el cansancio se hizo sentir en ambos equipos, aunque los españoles lo que más sintieron fue la ausencia de siete de sus titulares. Zamora no pudo jugar porque tenía dos costillas fracturadas; el defensor Ciriaco, golpeado en un tobillo, tampoco jugó, y también se ausentaron como consecuencia de los golpes recibidos Lafuente, Gorostiza, Lángara, Iraragorri y Fede.
Italia llegó mucho mejor parado al desempate, y el árbitro volvió a ser protagonista: le anuló dos goles a España, impidiendo que puediera dar vuelta el resultado que finalmente fue adverso: 1-0 para los italianos, con gol de Giuseppe Meazza.