¡Alemania se desploma! Eslovaquia sorprende a los hombres de Julian Nagelsmann en el inicio de las eliminatorias mundialistas

Desde el pitido inicial, Eslovaquia dejó claro que no iba a dejarse aplastar por los gigantes alemanes. El equipo de Francesco Calzona se alineó con un disciplinado 4-5-1, que se transformaba en un agresivo 4-3-3 cada vez que pasaban de la defensa al ataque. Su plan era simple pero efectivo: frustrar y castigar.

El motor de este esquema fue Leo Sauer. El joven se movía con libertad por la banda izquierda, atormentando a Nnamdi Collins con giros y fintas. Incluso Joshua Kimmich bajó a ayudar, pero también fue superado mientras Sauer se internaba en zonas peligrosas.

Alemania mostró un ataque desarticulado. Aparte de un esfuerzo enérgico de Florian Wirtz, poco lograron crear. La ausencia de Jamal Musiala se notó, ya que el equipo carecía de inspiración creativa. El trío formado por Nick Woltemade (9), Wirtz (28) y Serge Gnabry (25) apenas tocó el balón 62 veces entre los tres, una estadística que evidencia su desconexión. Kimmich acumuló 54 toques, la mayoría cerca de los centrales Rudiger y Tah, lejos de las zonas donde Alemania lo necesitaba.

Entonces llegó el golpe devastador. Tres minutos antes del descanso, Eslovaquia ejecutó la jugada que había estado amenazando. David Hancko robó el balón en el mediocampo y atravesó el corazón de la defensa alemana como si fuera campo abierto. Rudiger y Tah lo dejaron avanzar, dejando un abismo de espacio. Hancko combinó con un preciso uno-dos con Strelec antes de enviar el balón con calma más allá de un impotente Oliver Baumann.

Nagelsmann intentó cerrar las grietas defensivas reemplazando al atormentado Collins por David Raum, pero el cambio apenas estabilizó al equipo. Tras preparar el primer gol, Strelec sentenció el encuentro en el minuto 55, superando a un Rudiger estático y disparando con potencia al ángulo superior, desatando el éxtasis de la afición local, mientras el estadio parecía temblar de incredulidad.

La reacción de Nagelsmann fue inmediata. Nadiem Amiri y Karim Adeyemi ingresaron para intentar revertir la situación, y Alemania presionó en oleadas. Sin embargo, el muro eslovaco se mantuvo firme. Bloqueos, entradas y pura determinación neutralizaron cada intento, mientras los cuatro veces campeones del mundo se veían reducidos a disparos de larga distancia sin peligro.

En una noche donde se forjaron héroes, Strelec fue el más brillante. Desde liderar la presión hasta intimidar a los defensores, su actuación fue impecable. Un gol y una asistencia solo cuentan la mitad de la historia; su energía incesante y su aplomo valiente llevaron a su país a uno de sus mayores triunfos. Su segundo gol recordó inquietantes ecos de la famosa jugada de Lionel Messi ante Jérôme Boateng en Europa años atrás: un defensor derribado en el césped y un delantero consolidando su legado con un letal toque de balón.

Para Rüdiger y Tah, fue una noche para olvidar. Ambos fueron superados una y otra vez por la velocidad y la agresividad de Eslovaquia. El colapso de Rüdiger al intentar detener el golazo de Strelec resumió sus dificultades, un sombrío recordatorio de por qué su forma en el Real Madrid ha sido objeto de cuestionamientos.

Para Alemania, fue un revés brutal, un recordatorio de que la reputación no vale nada sin resultados. Ahora deberán reagruparse rápidamente, con un enfrentamiento clave contra Irlanda del Norte el 7 de septiembre.