GoalEl mecanismo para ir contra Vinicius es muy similar al de ir contra el Real Madrid: las veces que fallan, que no son pocas, se atiza sin miramientos; las que aciertan, que siempre pueden ser más, se disimula buscando cualquier excusa para desacreditar el mérito. Por eso la corriente que señala al brasileño sobrevive sin excesivos esfuerzos, porque quienes la siguen fingen que ganan incluso cuando pierden.
De Vinicius sorprenden muchas cosas, casi todas. Su superioridad en carrera y al driblar, sus esfuerzos en defensa, su persistencia y sus errores cuando le queda lo más fácil, que siempre es lo más difícil. O que viva su madridismo como para ponerse a tuitear con la afición el himno de la Décima la noche de mediados de julio en la que el Madrid ganó la última Liga. O que se sienta tan madrileño como para aprovechar la mínima para pasear y fotografiarse por las calles de la ciudad, subiéndolo luego a Instagram con reguetón de fondo. O que, pese a todo esto, los críticos le cuestionen con el veneno que se suele reservar a jugadores de menor rendimiento y compromiso.
Extraña igual en parte que el nombre de Vinicius sea habitual en hipotéticas operaciones desde 2019, cuando Leonardo lo pidió en al menos dos conversaciones durante el sondeo del Real Madrid al PSG por Neymar. Ni ha cambiado en este tiempo la atracción del director deportivo por el ex de Flamengo, ni lo ha hecho la intención del jugador, que sólo se imagina de blanco. Sí que ha ido virando la opinión ante estas informaciones de los aficionados, que a ratos han considerado a Vini un intocable y otros, prescindible si así se desatasca definitivamente el fichaje de Mbappé.
No hace falta una bola de cristal para ver que si algo se rompe en los cuartos de Champions, aunque Vinicius tire del carro, se le colocará en el centro de la diana. Tampoco es necesaria para esperar que se echen cuentas con su salida, a la que se negará porque tiene contrato hasta 2024, sueña con seguir triunfando en el Real Madrid y adora Madrid, donde tiene en obras una casa en propiedad. Ningún club ha llamado a su puerta porque ha dejado claro que ni siquiera responderá. Por eso su adiós me resulta tan inviable como los de Asensio o Rodrygo.
Y por eso y por todo lo anterior, sin ir del CIS de Tezanos, ayer lancé una encuesta en Twitter sobre a quién debía elegirse para abrirle hueco a Mbappé. Pueden observar abajo que, al margen del ruido de un sector de la afición, la mayoría mantiene la fe en Vinicius, el extranjero más joven (el cuarto contando a Casillas, Raúl y Camacho) de la historia del Real Madrid en alcanzar los 100 partidos, el goleador extranjero de menos edad de los Clásicos ligueros o el menor en marcar en cualquier Clásico de este siglo. Y, también, desde 2018 el madridista que más penaltis ha provocado, el segundo en asistencias a juego corrido y el quinto en ocasiones creadas. Aún con 20 años, en desarrollo continuo y sin contemplar una marcha, se le mete el primero en cualquier ajo. Escapar de ello es el regate pendiente de Vinicius.