BROUGHT TO YOU BY
Messi DybalaGetty

Por qué Dybala y Messi podrían no llegar a jugar bien juntos

Hay nociones demasiado parecidas. Hay sombras cuando transportan el balón. Ruidos que aclaran situaciones. Miradas que entregan una idea. Reacciones que dan un mapa general de las secuencias. Hasta tactos, cuando el césped está demasiado corto o largo, o el balón especialmente inflado. Ser un gran jugador no implica sólo patear bien o correr más rápido que otros. Se trata de captar más señales: son cerebros que perciben mucho más que el resto y piernas que pueden responder ante el estímulo. Adelantarse ante jugadas. Estar un paso adelante.

Cuando Paulo Dybala comentó que "es un poco difícil jugar con Messi en Argentina", algunos apurados no esperaron para lanzar su sentencia: "Hay que estar mal para que sea difícil jugar al lado de Messi". Porque el 10 del Barcelona tiene todo en su repertorio de jugador (y mucho más). Y el 10 de la Juventus incorporó buena parte de eso, y está en camino de acumular más sabiduría en el juego a medida que se forme mejor con el paso del tiempo.

En las últimas dos fechas de las Eliminatorias sudamericanas, Sampaoli decidió no arriesgar: "Como no hay tiempo de trabajar la relación Messi-Dybala, debemos ir a algo concreto".

El artículo sigue a continuación

La explicación es difícil, la razón un tanto simple: el fútbol es un deporte tan complejo, divertido y sabio que da lugar a todo. La acumulación de grandes jugadores no implica el buen funcionamiento de un equipo. Los once mejores del mundo no dan garantía de nada. Dos cracks en un mismo campo de juego pueden no funcionar.

Dybala y Messi, dos fenómenos que Jorge Sampaoli juntó en la fecha de Eliminatorias de la Selección argentina ante Uruguay y Venezuela, no pudieron mostrarse juntos en casi ninguna faceta de juego. 

Ante la Vinotinto, en el Monumental, Dybala le dio cuatro pases a Messi, mientras que la Pulga le cedió cinco balones. Para poner los números en contexto, Mascherano (7), Banega (13), Lautaro Acosta (8), Guido Pizarro (11) tuvieron más contacto con el 10 del Barcelona. Ante la Celeste, en Montevideo, fue aún peor: Messi le dio cuatro pases. Dybala, tres.

"Va a parecer raro lo que voy a decir. Es un poco difícil jugar con Messi en Argentina porque jugamos en la misma posición. Soy yo el que debo adaptarme algo más a él y hacerlo sentir bien en la cancha", dijo Dybala en la previa del encuentro entre Barcelona y Juventus, en el Camp Nou, por el primer partido del Grupo D de la Champions League 2017/18.

Ahora, ¿por qué la explicación de Dybala podría derivar en algo real, certero y sin vuelta atrás? Podría haber varias razones.

Misma posición, dificultad para encontrar espacios

Aunque la zona en la que Messi se mueve en el campo de juego es cada vez menos rígida (y, con la salida de Neymar, la tendencia es más evidente), está claro que se ubica en una posición similar a la de Dybala. En tres cuartos de cancha hacia adelante, los mapas de calor de ambos jugadores en los últimos partidos los muestran con mucha participación desde el centro hacia la derecha, con la idea de usar el perfil izquierdo para tirar diagonales de derecha a izquierda.

El mapa de calor de Messi ante Espanyol, por Liga

El mapa de calor de Dybala ante Cagliari, por la Serie A

Mismas características; los opuestos se atraen

Se necesita mucha sabiduría para que dos ultra cracks se acostumbren a jugar juntos (Neymar y Messi lo hicieron muy bien en el Barcelona; Riquelme y Aimar lo aplicaron a la perfección en las juveniles de la Selección argentina). Desde que patean un balón se reconocen como los mejores de sus equipos. Entonces, tienen como asumida la situación de que las mayorías de las jugadas pasarán por él. Pero, cuando hay dos revolucionarios de la misma potencia, uno le debe ceder lugar a otro. Y, en esa secuencia, el que se quede sin acción deberá entender a jugar con los espacios para ofrecerse la mejor manera posible.

Las grandes duplas de la historia siempre se basaron sobre los opuestos. Un goleador/corredor y un talentoso/asistidor (Maradona y Careca en el Napoli de los 80; Gullit y Van Basten en Holanda; Pelé y Garrincha en Brasil o Bergkamp y Henry en Arsenal).  

Cuando los dos juegan igual...tienen que acostumbrarse a repartir turnos.

Lo distinto de los zurdos 

Ser zurdo para jugar al fútbol es una fuerza de la naturaleza imposible de contradecir. Messi y Dybala acostumbran a reaccionar de una manera particular ante cada secuencia de juego: resuelven a partir del mismo perfil, de giros similares, de engaños basados en un costado del juego. A veces, esa misma identidad puede perjudicar a la hora de pensar en la construcción de la jugada: hacia dónde corren, cómo se muestran, cómo devolverían una pared.

Empatía

Probablemente lo único importante: Messi y Dybala tienen que tener ganas de jugar bien juntos para que su sociedad termine de funcionar. En general, los buenos siempre quieren estar con los buenos, pero la realidad es que si el instinto los inhibe...la dupla puede fracasar aún siendo dos de los cinco mejores del mundo. 

Anuncios