El 4 de marzo, River ganó la Supercopa Argentina con un segundo tiempo de exhibición ante Racing, luego de una primera etapa que le había costado hasta el gol de Rafael Santos Borré. Pasaron 43 días y el equipo de Marcelo Gallardo volvió al Estadio Único Madre de Ciudades para enfrentarse a Central Córdoba y volver con una victoria con la misma tonalidad.
Si algo le había faltado al Millonario en aquellos partidos en los que no pudo vencer a Racing (por la Copa de la Liga) y a Arsenal era alternativas para llegar al arco rival. Intentó permanentemente con su libreto bien aprendido chocando contra defensas cerradas. Y cuando el duelo ante el Ferroviario iba por el mismo camino, apareció la opción B: tiro de esquina en la última del primer tiempo y Angileri, ya inamovible para el Muñeco, sorprendió con un cabezazo fulminante.
Pasó en la Supercopa, pasó esta noche. Todo bien le salió en la segunda mitad, que comenzó con el desahogo de Borré después de casi tres partidos, en una jugada que arrancó con Armani y Angileri en el lateral izquierdo y terminó con un centro de Álvarez disfrazado de wing derecho de los '60 para que la empuje el colombiano. Con el resultado encaminado, llegó la hora del brillo: aparición de Paradela para su primer grito oficial, otro de Borré y Girotti para cerrar con un cabezazo fulminante que no hace más que realzar su promedio goleador.
Fue para River uno de esos partidos en los que parece disfrutar de su poderío. Con Álvarez como asistidor, el fin de la sequía de Borré, un estreno muy prometedor de Santiago Simón, cumplió todos los objetivos propuestos: ganó, goleó, no se llevó lesionados de cara al debut en la Libertadores y se acomodó como escolta en la Zona A, muy cerca de sellar el pase a la Fase Final. Todo eso con un show idéntico al de hace un mes y medio en el mismo escenario.