La serie contra Atlético Paranaense se plantea como el reto más grande para Junior en su historia, pues, además, tendrá que luchar por el título de su país.
La primera clave es la concentración, disputar dos finales casi que simultáneas exigirá que cada uno de los jugadores esté al 100% en lo psicológico, entendiendo que perder en cualquiera de las dos series implicará una baja en la moral del grupo para la otra. Aquí es donde el trabajo del cuerpo motivacional del club es vital. Tiene la ventaja de llevar la serie local ante el Medellín con marcador de 4-1 y anímicamente llega por lo alto.
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En tercer lugar está el gran reto de sostener la condición física, indispensable pensando en series de ida y vuelta, más aún teniendo en cuenta que a Junior ya le ha costado bastante el tema de las lesiones para el cierre de la temporada.
El cuarto reto consiste en lograr equilibrar el planteamiento técnico, esta parte es 100% trabajo de Julio Comesaña, que debe estudiar a Paranaense a la perfección, sabiendo que debe reservar algo para el juego siguiente ante el Medellín, saber a qué jugadores alinear y que cambios realizar puede ser la clave del doblete para el conjunto barranquillero.
Finalmente, el reto más grande será buscar remontar una serie complicada en la que ya dejó escapar puntos como local. Brasil no es un escenario ideal para el Junior, que conoce más derrotas que triunfos en tierras brasileras, por lo que entregar el alma en la cancha, será clave para soñar con la Copa Sudamericana.
