EDITORIAL
Al Barcelona solo le queda Leo Messi pero no consigue conectar con él. Igual que le ha sucedido a lo largo de la última década a la selección argentina, este Barcelona no encuentra a un punto de referencia único en el mundo. Es paradigmático que en el Santiago Bernabéu tardara diez minutos en tocar su primer balón y que fuera en una recuperación, no en una acción de ataque. Messi está solo en un Barcelona que se ha olvidado de si mismo.
De hecho, también es muy sintomático que la única ocasión que creó el cuadro azulgrana en el primer tiempo llegara tras una jugada entre Sergi Roberto y Messi, aunque no acabó en gol. Mucho más cerca anduvo el rosarino en el segundo tiempo, cuando aprovechó un despiste del Real Madrid para enviar un balón al poste. Messi sigue siendo Messi, ni duda cabe de ello. Pero no hay Iniestas, Xavis o Neymares con los que mantener un diálogo balón mediante.
Lo grave no es que no estuvieran en el Bernabéu sino que no hayan encontrado relevo. El presidente, Josep Maria Bartomeu, se defendía hace días asegurando de forma desafortunada que "estos jugadores son el problema de la Masia" por lo alto que han puesto el nivel en el fútbol formativo. Sin embargo, ni de casa ni de fuera. El Barcelona no está consiguiendo armar un equipo en condiciones de ganar, ya no el triplete sino la Liga. Ya el año pasado el equipo no tenía más argumentos que la MSN, la cual bastó para ganar la Copa del Rey.
Próximos partidos
Pero Neymar y Xavi ya no están y a Iniesta puede quedarle poco tiempo. A Messi se le agotan los interlocutores sobre el césped y los gestores deportivos son incapaces de encontrar relevos de garantías tanto en casa como fuera, ni siquiera con la friolera de los 222 millones de euros que abonó el PSG para llevarse al brasileño. Y cabe no olvidar que Messi, a quien no le gusta perder ni a las canicas, todavía no ha firmado la renovación de su contrato hasta 2021 a pesar de que se anunció hace un mes y medio.
