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Ruben Uria BlogGoal

Algo impopular: Echar porquería sobre Griezmann, deporte olímpico

Sí, ya sé que 'vende' más atizarle y decir que él solito se lo buscó. Sí, queda mucho mejor con el lector explicarle que quien siembra vientos, recoge tempestades. Así que ahora que la moda es tirotear a Antoine Griezmann y dispararle es deporte olímpico, conviene poner algo de mesura a todo este disparate. Sí, Erika Choperena, pareja y Pepito Grillo particular de Antoine en la hora de la toma de decisiones, dijo una verdad como un templo: "En el Atleti puedes entrar en la historia y en el Barça serás uno más". Niquelado. El asunto es que, lejos de ser uno más, resulta que uno de los mejores jugadores del mundo ahora es uno menos. No será la primera vez, ni tampoco la última, que un jugador que lo tiene todo en un club decide cambiar de aires y meses después, se da cuenta su error. Claro, que una cosa es no triunfar después de tomar una mala decisión y otra, bien distinta, es tragar una tonelada de porquería de manera gratuita. 

Asumido y procesado que Antoine sabe que no tomó la mejor decisión para su carrera, vayamos al grano. ¿Cómo es posible que el entorno mediático culé haya convertido a uno de los mejores del mundo en una piñata a la que pegar con total impunidad? Sencillo. Antoine es diana fácil. No tiene quién le defienda y tirotearle sale gratis. No importa que tire veinte desmarques de ruptura por partido, porque no se le pasan. No cuenta que corra en intendencia defensiva por otros, porque tampoco se valora. No sirve que sea uno de los pocos jugadores que sepa tirar una pared, porque no puntúa. Tampoco cuentan sus goles decisivos que evitaron una hecatombe (¿recuerdan cómo salvó los muebles ante el Ibiza?), porque nadie se lo agradece. No importa si juega bien o mal porque es el primer cambio siempre, porque sus pecados merecen castigo y los sobreprotegidos de la casa, como Busquets o De Jong, no merecen debate ni banquillo. Y por supuesto, no pasa nada cuando Koeman le falta al respeto, sacándole del once, que podría ser debatible, para dejarle fuera por un chaval... que es mediapunta y no extremo, cuando a él le han obligado a reinventarse para ser extremo y no mediapunta. Que Antoine no es un mártir, está claro. Y que no se merece la fosa séptica a la que le están condenando, también.

Nada más llegar al Barça, algunos advertimos que, en lo futbolístico, el fichaje de Antoine tenía cabos sueltos. Podía no encajar en el dibujo del Barça y eso lo veía un ciego, porque un equipo que tiene a Messi no necesita otro Messi, pero Bartomeu tuvo un ataque de orgullo y pagó 120 millones para vender cupones a bastonazos. Ha hecho goles importantes, tiene mejores cifras que juego, se desmarca y lo intenta siempre, pero es un blanco nuclear al que se puede machacar una y otra vez. Si juega, paga los platos rotos. Si no juega, paga toda la vajilla. El barcelonismo juega a los dados con Antoine: Si saca del uno al cinco, le cae un palo. Y si saca seis, vuelve a tirar. Hay quien dice que Griezmann se merece todo lo malo que le pase. Seré impopular: nadie merece tanto desafecto. Hay atléticos que se alegran de la desdicha de Antoine en Barcelona. En cambio, hay otros que volverían a recibirle con los brazos abiertos. Simeone es uno. Y quien esto escribe es otro. Dioses del fútbol, háganlo posible.

Rubén Uría

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