Desde el día en que se anunció el regreso de River al Monumental, se relataron las obras realizadas en los últimos meses, se mencionó cientos de veces cuánto tiempo pasó desde el 8-0 a Binacional y muchas, muchísimas palabras, estadísticas y nombres técnicos más. Pero llegaba el momento de verlo en acción. Y para Marcelo Gallardo, fue el mejor refuerzo de este mercado de pases.
De hecho, de las seis incorporaciones que hizo el Millonario, apenas dos fueron al banco, Palavecino jugó 25 minutos y Martínez se quedó en el banco. Quien sí estuvo presente de principio a fin es el sistema SISGrass, al cual ambos equipos debieron acostumbrarse pero fue el local quien supo sacarle provecho para quedarse con el triunfo 3-0 sobre Rosario Central.
Con su color verde intenso, el campo de juego dista de la gran mayoría de los otros del fútbol argentino. Y fue por eso que, durante buena parte de la primera parte, se prestaron la pelota por las dificultades para controlarla y la velocidad que solía tomar en cada pase al ras del piso, lo que provocó un llamativamente bajo porcentaje de efectividad. Por momentos e incluso en la transmisión televisiva, se recordó a la Arena da Baixada de Curitiba, en su caso íntegramente sintética y que supo ser tema de análisis antes de que River visite a Athletico Paranaense.
En cuanto a lo futbolístico, fue de menor a mayor y mucho tuvo que ver la adaptación. El gol de Borré, hasta el momento impreciso e incluso ajeno al juego, llevó tranquilidad. Y en la segunda parte, las decisiones arbitrales terminaron de inclinar la balanza: en un puñado de minutos, Rapallini sancionó un penal discutible convertido por Montiel, minutos después echó a Mazzaco y luego De La Cruz puso el tercero.
Con el correr de los entrenamientos y los partidos, los futbolistas de River completarán su adaptación y si a lo largo del ciclo del Muñeco fue un equipo de enorme jerarquía, con esta incorporación será cada vez más difícil derrotarlo.