OPINIÓN
Preparen palomitas, recuéstense sobre su butacón y aguarden a que empiece el espectáculo. Muchos ya lo hicieron con la derrota del Real Madrid contra el Alcoyano pero la siempre sugerente caída del grande contra el pequeño se quedará en nada comparado con el show que se nos viene encima.
Caído el Real Madrid en la siempre bien llamada competición del KO, el imperio mediático que rodea al club blanco nos va a contar que la Copa no “mola”. El torneo va a pasar a ser tildado de poco interesante, el formato de injusto para los grandes por tener que jugar en campos en mal estado y en un césped que no favorece al espectáculo y a los grandes jugadores que engrosan la plantilla merengue.
Además, nos van a contar que el formato de la Copa del Rey es deficitario, que no interesa a los clubes más grandes y que es un fenómeno en vías de extinción y que va a dejar de interesar a las televisiones. Poco importará que todo lo que rodeó a la eliminación del Real Madrid fuera tendencia en redes sociales o la espectacular audiencia que cosechó un partido que se emitió en televisión en abierto.
El siguiente paso será decirnos que lo que de verdad interesa es la Superliga. El torneo que están cocinando Florentino Pérez y otros grandes presidentes europeos para desbancar a la UEFA y su Champions League y que la FIFA intenta parar. Es tedioso ver al Madrid perder contra el Cádiz y el Alcoyano. El pequeño no debe ganar al grande y los grandes tienen que asegurarse de ello construyendo una Liga cerrada y gobernada única y exclusivamente por el dinero.
Pero no se equivoquen. Estos mantras los inocularán gente que son como Groucho Marx. Si no le gustan sus principios, tendrán otros. Dentro de unos años cuando el Real Madrid quede décimo segundo en una Superliga, el formato volverá a ser nocivo y tendrá que reformarse y nos contarán que siempre recelaron de este experimento. Así está montado el chiringuito, nunca mejor dicho.
De hecho, sólo hay que comprobar cómo “molaba” la Copa el pasado 6 de enero cuando el que caía era el Atlético de Madrid . También “molaba” cuando nos contaron que el malévolo Julen Lopetegui se quejaba de que el Sevilla tuviera que jugar en el campo del modesto y pobre Linares. En realidad, el entrenador vasco sólo mostraba su preocupación porque creía que se estaba incumpliendo el protocolo sanitario contra el coronavirus. Entonces todo “molaba” en la Copa, el formato era un acierto, era lícito que ni Madrid ni Barcelona compitieran hasta dieciseisavos y con claras ventajas respecto al resto de participantes. Ahora se ha convertido en un invento demoníaco y lo más rentable era "tirarla" para guardar fuerzas para la Champions.
Tras dos años con este nuevo formato, el Real Madrid acumula dos eliminaciones sonadas y eso va a ser difícil de digerir. La pelota está ahora en el tejado de la Federación, que tendrá que elegir si mantiene el formato o incluso lo radicaliza incluyendo los sorteos puros desde el principio o se vuelve a plegar a los intereses de los dos de siempre. De momento, lo único que tenemos claro es que habrá que esperar a 2022 para que la Copa del Rey vuelva a “molar”.