Girona y Valladolid se veían ñas caras inmersos en sendas rachas negativas de resultados. Y el partido tuvo que resolverse desde los 11 metros gracias al tino de Stuani, que entró en el terreno de juego para hacerse cargo del penalti.
El choque no es de lo que pasará a la historia por su calidad y si alguno de los contendientes mereció llevarse los tres puntos, ese fue el local. Los pucelanos dieron una impresión de equipo deprimido demostrando que su pequeña crisis (tres derrotas consecutivas) no es solamente una cuestión de malos resultados.
Tras el partido, ambas escuadras quedan situadas en la mitad de la tabla con 7 puntos sobre los 18 disputados.