La primera parte no tuvo un dominador claro y el resultado de empate dejaba abierto el encuentro para el segundo periodo. Lo que quizá nadie esperaba es que Inglaterra se fuera a sentir cada vez más cómoda ante la siempre complicada Alemania, hasta el punto de doblegarla sin dejar lugar a la duda.
Un primer gol de tiralíneas de Raheem Sterling y uno más de hábil cabezazo de Harry Kane fueron suficientes para mandar a los alemanes a casa en el que ha sido el último partido para Joachim Löw como seleccionador teutón.
Wembley fue incrementando su presión hacia los rivales según sus jugadores fueron apareciendo con buenas noticias. Un hecho que no es de extrañar, teniendo en cuenta que la selección de Southgate jugaría todos sus partidos menos uno en el caso de llegar a la final. Ahora, los ingleses esperan en cuartos al ganador del enfrentamiento entre Suecia y Ucrania.