La selección de Holanda comenzó el partido dominando el juego y con oportunidades pero poco a poco la República Checa fue igualando la contienda. Tras el descanso, una mano clarísima como último hombre de De Ligt lo llevó a la expulsión y a partir de ahí solamente existieron los checos.
Un primer gol de Holes y el segundo del máximo realizador checo Schick pusieron tierra de por medio ante una Holanda impotente que tampoco pudo reaccionar a pesar de haber realizado cambios por parte de Frank De Boer, un seleccionador al que se le pone en chino para seguir la mando del combinado oranje.