Alexis Sánchez volvió. Ahora sí. Como él más lo quería. Destacando. En el once titular del Inter de Milán en el clásico de la ciudad. Y no entre los mediocampistas, sino que como segundo delantero de su amigo Romelu Lukaku. Allí desde donde no quiere salir más.
Aunque vuelve a estar disponible en Serie A el siguiente fin de semana Lautaro Martínez, el delantero chileno convenció al público con una exhibición de lujo. Desde un comienzo contagió a sus compañeros y les pidió sumársele al ataque. La primera que se generó fue peligrosa: sacó un derechazo potente ante el que se interpuso Kjaer para lanzar al córner, que luego él mismo sirvió -aunque sin mayor suerte-. Otro lanzamiento desde la esquina de Alexis lo cabeceó Godín al córner, por escasa distancia cuando les ganó a todos por aire.
En la búsqueda de espacios milanistas Alexis abrió el fútbol con Candreva que pateó al arco entre rebotes. Eso sí, en la segunda que pateó Antonio fue gol de Marcelo Brozovic, el descuento de un Derby della Madonnina que pintaba riesgosos para un Nerazzurri que buscaba igualar la línea de Juventus en el primer lugar.
Pero quedaba más magia sudamericana. Godín filtró, Alexis picó habilitado en diagonal y logró desprenderse de cada hombre que viste de rojinegro. Entonces habilitó hacia atrás a Vecino que remató a gol, y en un abrir y cerrar de ojos se zambulló De Vrij para conectar el tiro desde el córner de Candreva. De pronto Conte entendió que tocaba refrescar. Eriksen por Alexis. Moses por Candreva. Y Moses asistió el 4-2 de Lukaku en la fiesta perfecta que se imaginó Conte y con Sánchez fundamental y pidiendo más minutos en el cierre de campaña y la potencial escalada a la gloria interista.





