La derrota en la Supercopa ante River generó que la Superliga se transforme en una obligación para Boca: la distancia que mantiene con sus escoltas y los más de 460 días que lleva en lo más alto lo comprometen al objetivo que le queda en el semestre. Por otro lado, aparece la Copa Libertadores, cuya clasificación a los octavos de final también se derimirá antes del parate del Mundial. Ambos metas tendrán su punto álgido durante abril, mes en el que tendrá que afrontar ocho partidos claves .
Tras el parate por la fecha FIFA, el Xeneize jugará tres encuentros seguidos como local: el primero fue triunfo agónico 2-1 ante Talleres, su único escolta en el campeonato; unos días después enfrentará a Junior, el miércoles 4, por la segunda fecha del Grupo H; y el domingo 8 recibirá a Defensa y Justicia. Luego, tendrá la semana más difícil. Tendrá que viajar a Brasil para enfrentar a Palmeiras el 11 y, a su regreso, visitará a Independiente, el 15 . La odisea se cerrará con el Verdao en La Bombonera el 25 y ante Gimnasia en el Bosque el 29.
La suerte de Guillermo se definirá muy posiblemente en los próximos 30 días. A mayo solo le quedarán cuatro encuentros (dos por el certamen local y dos por la Libertadores) y Boca tendrá su futuro encaminado para bien o para mal.
