Cover Entrevista Riquelme Parte 2 231220GOAL

Riquelme con GOAL: "Mi mamá me había anotado en Catequesis, yo me escapaba y volvía a jugar a la pelota"

Si algo hizo Juan Román Riquelme en su vida es jugar a la pelota. A su manera, a su compás, a lo Riquelme. Fueron 206 picados entre 1996 y 2014 en el patio de su casa, también conocido como La Bombonera, donde festejó 56 goles. Y Riquelme, o Román, según de qué lado de la General Paz esté parado, lo sigue disfrutando más allá de su retiro como profesional, en mayo de 2014.     

"Es el juego más lindo que conocí. Era muy lindo hacerlo de chiquito con mis amigos, desde que volvía del colegio a las 12 hasta las 8 o 9 de la noche. Y después, cuando pasó a ser lo mismo profesionalmente, lo he disfrutado muchísimo", repasa el 10 en la segunda parte de la entrevista con GOAL en una producción para EA Sports con motivo de su presencia como Leyenda del #FIFA21.

La familia, el asado, los amigos, el barrio. Riquelme es sus principios y vive la vida sin desprenderse de sus lazos indisolubles. "Yo soy muy agradecido al lugar donde nací, soy feliz yo en ese lugar. Don Torcuato es maravilloso. Fui un afortunado de poder criarme en Don Torcuato y lo sigo disfrutando, sigo jugando con los mismos amigos que tuve de chiquito, sigo viviendo en Don Torcuato. Yo sabía que de General Paz para Capital era Riquelme y cuando pasaba General Paz para el lado de Provincia ya era Román de nuevo".

Hay jugadores que logran trasladar la esencia del potrero a los billares más célebres del fútbol. Pisadas, tacos, goles multicolores y hasta pases sin tocar la pelota. El repertorio de Román siempre estuvo ligado a su infancia. "Tuve la suerte de seguir jugando a la pelota como me enseñaron en mi barrio. No hay nada más lindo que jugar a la pelota con amigos", dice hoy, a los 42 años, el máximo ídolo de Boca, que esta noche se juega el pase a semifinales de la Copa Libertadores frente a Racing.

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Y si jugar a la pelota implicaba eludir las clases de Catequesis, Román no dudaba: "Mi mamá me había anotado en Catequesis; me escapaba por la otra puerta y volvía a jugar a la pelota hasta la noche. No iba, no tomé la comunión". 

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