GoalTodo aficionado verdiblanco que conoce bien a su equipo sabía que si ayer no se ganaba al Granada el Betis se metía en un lío gordo. Un lío que podía acabar incluso con la ilusión europea. Pero el Betis ganó. Ganó en un partido clave. Ganó el día decisivo. Ganó cuando había que evitar ese lío. Y ganó pese al propio Betis. Sí, pese al propio Betis. Es que el cuadro heliopolitano estaba teniendo la fea costumbre de disociar el éxito de la defensa y el ataque. Cuando se acertaba en lo primero, lo segundo se quedaba sin puntería. Y cuando habían goles a favor, también los encajaban en la meta de Bravo. El caso es que entre unas cosas y otras los de Pellegrini llevaban seis empates consecutivos, y algunas acciones del encuentro ante el Granada invitaban a un séptimo.
Guido daba el primer indicativo de que eso podía suceder. Una pérdida en la salida de balón le daba la oportunidad al Granada de adelantarse. Bravo lo evitaba con un paradón y la suerte hacía que Machís se adelantarse un paso para estar en fuera de juego en el rechazo. Con esa jugada ya había algún aficionado que torcía la cabeza, y la agachaba completamente cuando Bartra hacía que hasta la diosa fortuna exclamase un “así es imposible” después de su fallo en la sesión al meta chileno. Un empate que se colocaba en el marcador y más aún en la mente del bético.
Cuando Machís neutralizaba el tanto del Panda nadie daba un duro por una victoria verdiblanca, pero Pellegrini acertó nuevamente con los cambios. Ese aspecto y el carácter competitivo que le ha metido al club, y que destacó Pedro Morilla en la entrevista que concedió a esta web, le dieron para que Borja Iglesias se colocara como lo que tiene que ser, el pichichi del equipo, y que el Betis ganara el partido clave.
La alegría posterior habla de la tensión que había dentro del seno del vestuario verdiblanco. Del peso del que se habían liberado con esos tres puntos. Porque aunque el técnico chileno dijera en rueda de prensa que los fantasmas estaban fuera, alguno se había colado por los pasillos del Villamarín. Pero por suerte para el Betis, Europa ya está a la vuelta de la esquina.




