Lionel Messi Barcelona Leganes DAZN Copa del Rey 30012020Getty

Messi se bebe la Copa de un trago


EDITORIAL

Regresó el Barcelona al origen y recuperó sus señas de identidad y la victoria. Esta vez Quique Setién aparcó los experimentos y salió con el genuino 4-3-3 que ha caracterizado a los barcelonistas durante los últimos tiempos y puso a todos los jugadores en su posición natural, haciéndose así con el dominio del partido en el Camp Nou desde prácticamente el primer minuto, también en el marcador, a pesar de seguir realizando excesivas concesiones defensivas que si no inquietaron a los locales fue solo por la tremenda eficacia exhibidade cara a puerta, dando por acabado definitivamente el capítulo de la posible incorporación de un delantero centro durante el mercado de invierno, que cierra el viernes a medianoche sin que la secretaría técnica haya dado con un nueve que convenciera lo más mínimo.

Pero el delantero centro estaba en casa y Leo Messi, Antoine Griezmann mediante, solo tardó cuatro minutos en demostrarlo. El mismo hombre que evitó el ibizazo hace solo una semana con sus dos goles repitió también ante el Leganés, solo que esta vez no esperó hasta el tiempo de descuento y en el primer remate al arco de su equipo ya había estrenado el marcador al aprovechar una asistencia de Nélson Semedo, que le había ganado la espalda a toda la defensa azulona al recoger el pase al espacio de Messi para conectar con el francés y establecer el 1 a 0 con su pierna mala. Esta vez el Barcelona encontró el premio sin mayores espantos gracias al buen hacer en la distribución del balón. Sin embargo, cuando quien lo tenía el rival el equipo catalán siguió adoleciendo de un preocupante desorden defensivo que si no acabó con algún gol rival fue por el desacierto de Ruibal ante Marc-André Ter Stegen.

Sin embargo, cuando Messi se pone en modo omnipresente hay que hacerlo muy mal para que ello no repercuta positivamente en el resultado. El rosarino todavía tuvo tiempo de servirle a Clément Lenglet el 2 a 0 al servir un córner que el francés solo tuvo que peinar para marcar a falta de quince minutos para el descanso y aunque buscara el gol con insistencia tras haber participado de forma directa en los dos primeros tuvo que esperar al segundo período para ver puerta. Lo hizo como Griezmann, enviando al fondo de la red un sensacional pase al espacio de Frenkie De Jong que tocó en Rodri Tarín antes de convertirse en el 3 a 0. Sin embargo, tras tres partidos en los que el rosarino ha sido uno de los pocos que ha escapado a las críticas, no era suficiente.

Messi buscaría el cuarto a boca de cañón desde la frontal del área pequeña pero Cuéllar rechazó su remate aunque con tan mala suerte para él que cayó en los pies de Arthur Melo, marcando el 4 a 0. Como no, también por obra y gracia de un Messi que además firmó el 5 a 0 definitivo y demostró que, si tiene el día, puede hacer olvidar a Luis Suárez y a cualquiera. Así que el Barcelona, por primera vez en varios días, se va a dormir relativamente tranquilo tras meterse en los cuartos de final de la Copa del Rey después del primer partido plácido de la era Setién, el enésimo entrenador que puede agradecerle al cielo contar con el rosarino en sus filas. Más que un delantero centro el Barcelona tiene que buscar la forma de clonar a Messi. Porque mientras Messi siga en el Camp Nou el Barcelona seguirá siendo temible.

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