Lionel Messi Napoli Barcelona Champions LeagueGetty Images

El vestuario del Barcelona, contra la junta: Cronología de un divorcio anunciado


ANÁLISIS

Que la plantilla del Barcelona, con Leo Messi a la cabeza, haya que tenido que volver a salir al paso de la opinión pública da una buena medida del punto de divorcio, da la sensación que irreconciliable, en el que se encuentra la relación entre el vestuario y los despachos del Camp Nou. Si el rosarino, al que no le gusta hablar ni ser noticia por cuestiones extrafutbolísticas, ha vuelto a publicar un comunicado de prensa sólo cinco semanas después del último y que ha sido retuitado hasta la saciedad por el núcleo duro de la plantilla, es porque se ha llegado a un punto, ya veremos si de no retorno, desde que la relación empezara a erosionarse con la salida de Neymar Da Silva.

Los acontecimientos que dieron con el brasileño en el PSG durante el verano de 2017 rompieron el idilio y desencadenaron una serie de situaciones que han desembocado en el zasca del rosarino a Bartomeu minutos antes de que se hiciera público el comunicado del Barcelona en el que confirma que "la reducción del sueldo de la primera plantilla será superior al 70%" que inicialmente pretendía el club. Eso mismo ya lo había adelantado Messi minutos antes en su propia comunicación pública, donde además no esconde su malestar y advierte que "no deja de molestarnos que desde dentro del club hubiera quien tratara de ponernos bajo lupa" filtrando lo que él entiende como inexactitudes y medias verdades.

Desde que Neymar se fue dando un portazo el equipo ha ido despeñándose a varias velocidades en función de la época. Hace poco más de un año se abrió la posibilidad de recuperar al brasileño, que aprieta cosiendo a pleitos y demandas al club azulgrana y a la actual junta directiva, que prefirió apostar por Antoine Griezmann, un jugador con cláusula de rescisión y que, a diferencia de Neymar, no requería negociación alguna para ficharle, aunque no tuviera sitio definido en el equipo, como ha quedado claro en lo que va de temporada. Ya entonces la plantilla advirtó que para volver a ser aspirantes a todo había que repatriar al ex del Santos pero Bartomeu optó por el francés, que se ha integrado pero juega en una posición desconocida para él y asume unas responsabilidades que no le permiten brillar.

Tampoco brillaba el equipo, inmerso en un proceso de fundido a cero con Ernesto Valverde y que Quique Setién no ha logrado enderezar. La destitución del txingurri también erosionó la relación de la junta con la plantilla. Dentro del vestuario hubo quien creyó que Xavi Hernández podía ser el sustituto del extremeño en caso de ser destituido pero a la hora de la verdad Valverde fue fulminado sin que la junta tuviera preparada alternativa alguna, recibiendo calabazas de parte del propio Xavi, de Ronald Koeman y hasta de Mauricio Pochettino para acabar llamando a Setién y que las cosas sigan como hace tres meses.

Su adiós provocó que el secretario técnico, Eric Abidal, tuviera que atender a los medios y se le escapara que algunos jugadores "no trabajaban mucho con Ernesto" en una entrevista a Sport, provocando el enfado de un Messi que publicó un comunicado en el que instaba a su excompañero "a tomar responsabilidades y hacerse cargo de las decisiones que toma" sin cargarle el muerto a los jugadores, que además asistirían al esperpento del delantero que debía llegar en invierno en butacas preferenciales. Bartomeu acudió entonces raudo al vestuario a negar la mayor para rizar el rizo al cabo de pocos días con la llegada del delantero.

Porque tras la lesión de Luis Suárez había que fichar sí o sí pero como no había dinero suficiente en enero se descartó realizar incorporaciones porque Ousmane Dembélé, un jugador que es cualquier cosa menos fiable, encaraba la recta final de su recuperación para sufrir una recaída y acabar fichando a Martin Braithwaite en febrero, con el mercado cerrado y, por tanto, sin posibilidad de ayudar al equipo en la Champions League. Pero lo peor estaba todavía por llegar.

Estalló el 18 de febrero, cuando la Cadena SER hizo pública la trama del RedesGate según la cual altas instancias de la junta habían ordenado a I3Ventures, una empresa de márketing on line con sede en Uruguay, para que difamara a opositores, personajes varios del entorno barcelonista, a algunos de los jugadores, como el propio Messi, y hasta a su esposa, Antonela. Como en el lío Abidal, el rosarino y sus compañeros volvieron a recibir la visita de Bartomeu pero esta vez no logró ni aclarar nada ni rebajar la tensión de un vestuario que no entendía cómo se les podía señalar de esta forma desde dentro del club. "Es todo muy raro" admitía Messi en otro comunicado entonces, semanas antes de que estallara la crisis del CoVid-19 y que ha acabado en divorcio.

La junta de Bartomeu lleva días filtrando a los cuatro vientos las intenciones de rebajar el sueldo a todos los deportistas profesionales en un 70%, una medida que inicialmente los jugadores no contemplaban esgrimiendo sus propios argumentos pero que han acabado aceptando y ampliando, un claro aviso a navegantes, con una serie de "aportaciones" particulares. Los jugadores entienden se trata de un momento "excepcional" y que "no hemos hablado hasta ahora porque para nosotros lo prioritario era encontrar soluciones reales que ayudaran al club" y evitar que los empleados pudieran ver recortado su sueldo, así que aceptan la rebaja de una junta a la que ya no perdonan que no vaya de cara pero, de nuevo, se apuntan la matrícula del presidente según se desprende del comunicado de Messi. Es decir, puede que esta batalla la haya ganado la junta. Pero la guerra todavía no ha acabado y se cobrará varias e importantes víctimas.

Anuncios

ENJOYED THIS STORY?

Add GOAL.com as a preferred source on Google to see more of our reporting

0