Fútbol moderno: una estrella de talla mundial envía un mensaje público de discrepancia con su situación profesional y su entrenador, a través de las redes sociales. Son los nuevos tiempos de un deporte convertido en industria y espectáculo de masas. Habló Rubén De la Red, ex jugador del Real Madrid, comentando que Isco, jugador en activo, debe saber que el Madrid no espera a nadie, porque todos los jugadores son muy buenos y quien no está a la altura, termina siendo pasado por encima por sus compañeros. Nada más conocer esa reflexión, Isco decidió hacer público su punto de vista, a través de sus redes sociales, alegando que está de acuerdo con De la Red, pero matizando que cuando no se goza de las mismas oportunidades que los compañeros, la cosa cambia. Traducido a futbolés: un soberano palo para su entrenador, Santiago Solari, al que acusa de haberle relegado a un papel marginal dentro del equipo. Una historia de trapos sucios caseros, expuestos en público. Así, sin anestesia.
Isco, que lleva ocho temporadas como profesional y seis en el Real Madrid ,habiendo vestido esa camiseta más de 260 veces, sabe que en fútbol impera una vieja ley no escrita, pero universal: los trapos sucios se lavan en casa. Él ha decidido airearlos en público, a través de las redes sociales, siendo plenamente consciente de la incomodidad, ruido, debate y controversia que va a generar su respuesta. Es el penúltimo episodio de un desencuentro público entre estrella y entrenador, un conflicto enquistado, una relación rota y una batalla personal que ya tiene fecha de caducidad: el 30 de junio. Sea como fuere, la guerra civil Isco-Solari se ha convertido en una bomba de relojería que ya ha explotado en la cara de un presidente que, aunque intenta mantener el tipo y poner cara de empate a cero, siendo más neutral que Suiza, va a tener que tomar cartas en el asunto. Isco un día le zurra a la prensa, otro se revuelve contra el Bernabéu, más tarde se presta al debate sobre su presunto sobrepeso, al siguiente le hace un gestito a Chendo y hoy el palo público tiene como destinatario al entrenador. La situación, visto lo visto, es insostenible.
Marco Van Basten dijo en cierta ocasión que “en esto del fútbol, opino como Iván Lendl. Si quieres tener amigos, lo mejor es que compres un perro”. Jorge Valdano escribió hace años que “el jugador siempre quiere jugar, no saber el motivo por el que no juega”. Y Johan Cruyff sostenía que “hay dos clases de jugadores, los que se preguntan qué puede hacer el equipo por ellos y los que se preguntan qué pueden hacer ellos por el equipo”. En el caso de Isco, es posible que ya tenga perro, que no atienda a las razones por las que no juega y que haya dejado de preguntarse qué puede hacer por el equipo. Y si no es así, desde luego, lo parece. En todo caso, esta historia de trapos sucios que no se lavan en casa ya tiene final: lo que nos preocupa, nos controla.
Próximos partidos
Rubén Uría