Lionel Messi Barcelona Real MadridGetty

Messi hizo que el Real Madrid cayera en su propia trampa


EDITORIAL

El Real Madrid cayó en su propia trampa ante el Barcelona. Porque a pesar de haber obligado al Barcelona a aguantar el torbellino inicial, la presencia y las órdenes a Mateo Kovacic, impecable en el marcaje al hombre a Leo Messi en el primer tiempo, acabaron condenando al cuadro blanco en el segundo, cuando leyó mal la incorporación al ataque de Ivan Rakitic, que encontró una autopista de tres carriles libres de obstáculos hasta el área de Keylor Navas después de que el serbio decidiera, muy erróneamente, perseguir a Messi en lugar de irse a por el croata, que conducía el balón sin oposición.

Y sin resistencia abrió a la banda derecha para que Paulinho Bezerra brindara el 0 a 1 a Luis Suárez, que fusiló al costarricense a placer. Así, lo que en el primer tiempo fue un acierto, mutó en descalabro en el segundo. Porque el Real Madrid, siendo ligeramente mejor, no fue capaz de batir a un Barcelona que sí supo encontrar el camino del gol tras resistir los embistes de los primeros minutos. El gol del uruguayo machacó la moral del adversario y provocó la agresión de Sergio Ramos, a quien el árbitro perdonó la expulsión, y la roja a Dani Carvajal por un manotazo que evitó, por lo menos momentáneamente, el 0 a 2.

Pero el resultado acabó subiendo al marcador gracias a Messi, quien suma ya 25 goles en el Clásico y se consagra -todavía más- como el jugador más goleador en estos partidos. El rosarino todavía tendría tiempo de regalarle el 0 a 3 a Aleix Vidal, por lo que es hasta comprensible que Zinedine Zidane quisiera esposarle con Kovacic. Pero le salió mal la jugada a un Real Madrid que está ya a 14 puntos del cuadro azulgrana, a su vez con una comodísima distancia de 9 con respecto al Atlético de Madrid, su más inmediato perseguidor en estos momentos. 

Resulta obvio que será el cuadro azulgrana el que se comerá los turrones bien a gusto pensando en que despidió el 2017 aplastando al Real Madrid en su propia casa, prácticamente sentenciando la Liga y desatando una tormenta en la Casa Blanca sin margen posible para la redención, visto que ambos equipos están ya de vacaciones. Porque después del Clásico el único enemigo que le queda al Barcelona en la Liga es él mismo. Mientras esperan el próximo partido, disfruten las fiestas navideñas y no olviden lo que el Barcelona de Messi ha vuelto a hacer en el Bernabéu si los Reyes Magos no les traen lo que han pedido.

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