Es el segundo equipo en la tabla general de la Copa Libertadores, pero a fines prácticos es el mejor. Sólo Libertad lo supera, que le ganó a The Strongest y a Peñarol como local y a Atlético Tucumán como visitante. Lo de Racing es distinto: le metió cuatro a cada uno de los brasileños que enfrentó en el grupo que llamaban, de antemano, como el de la muerte.
En este caso derrotó a Vasco da Gama por 4-0 en el Cilindro de Avellaneda. Lisandro López, Ricardo Centurión, Lautaro Martínez y Matías Zaracho marcaron los goles, en una muestra bien simple de las variantes que tiene este equipo. Además, Licha se dio el lujo de errar dos penales y el juvenil estrelló un cabezazo en el palo. Aunque pasó 15 minutos de incomodidad: Musso se hizo protagonista también.
Racing tiene todo. Coudet es un técnico que tiene una idea de juego clara y no renuncia a atacar en donde sea, clave para ganar una Copa Libertadores. Afianzó una defensa que hoy es sólida. El arquero tapó los únicos tres remates que se filtraron entre Sigali y Donatti.
En ataque posee todas las variantes. Cada uno de sus jugadores ofensivos marcó un gol como una muestra gratis de lo que son capaces de hacer. Zaracho es un descubrimiento y una joya de la cantera de la que no se habla mucho por culpa de Lautaro. Martínez, con chances ciertas de ir a Rusia 2018, es letal: dominio, pase, potencia y a puro gol. Lisandro, el líder cabeza dura que necesita el equipo, capaz de hacerse responsable de tres penales por más de haber fallado los primeros dos. Y no perdonarse en absoluto haberlo hecho por más que el partido termine 4-0. Y, por último, Centu, una cuota inmensa de desequilibrio constante que cualquier equipo en Sudamérica quiere tener.
Racing es el mejor de esta Copa Libertadores. Al menos hasta ahora. Asusta a todos. Es el gran candidato a quedarse con este certamen, pero debe haber un trabajo muy fino que no tiene que ver directamente con los protagonistas: la dirigencia debe mantener la base de este plantel y sus joyas hasta fin de año.