La final histórica de Copa Libertadores que protagonizarán Boca y River despierta emociones de todo tipo en hinchas, jugadores y dirigentes. También, aunque no debiera ocurrir, la presión por tan importante compromiso genera comportamientos fuera de lo común que algunas veces rozan el límite de la ridiculez.
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Un ejemplo que grafica a la perfección esa clase de conductas es la decisión tomada por la dirigencia del Xeneize de cara al partido de ida como local: el Millonario tiene prohibido plotear el vestuario visitante con sus colores característicos, tal como había sucedido hace poco más de un mes cuando se jugó el Superclásico por la fecha 6 de la Superliga.
La inexplicable determinación fue defendida con vehemencia por el secretario general de Boca, Christian Gribaudo , en declaraciones a TyC Sports: "Es un riesgo que River decore el vestuario visitante con banderas y colores de River. La seguridad está al tanto. En breve hablaremos con CONMEBOL para que River no altere el vestuario visitante". Así, este domingo, en las horas previas al partido, la situación alcanzó el límite de lo grotesco cuando oficiales de la Policía de la Ciudad requisaron los materiales de utilería del conjunto de Núñez para comprobar que no había afiches ni ploteos escondidos entre la ropa que utilizarán los jugadores.
Insólito, pero real. El mismo Superclásico que en un momento -por pedido del presidente de la Nación- se evaluó jugarlo con ambas parcialidades , ni siquiera encuentra una pizca de sentido común y tolerancia en aquellos que deberían transmitirle un mensaje de tranquilidad a los hinchas.
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"El vestuario visitante es algo sagrado en la Bombonera. No puede venir cada equipo a hacer lo que quiere”, aseguró Gribaudo para explicar esta medida que, para peor, "no es sólo por el malestar del hincha de Boca", sino una decisión "tomada en reunión de Comisión Directiva". "Fue algo que discutimos en CD y decidimos que River no intervenga el vestuario visitante. Que River decore el vestuario genera violencia". ¿Será para tanto?
