El 8 de febrero, Colo Colo se despidió de la Copa Libertadores. El 14 de mayo, perdió la primera opción al título del Clausura y se la cedió a Universidad de Chile, su archirrival. Pero el lamento no es lo único que acerca a ambos partidos:
El Monumental lució 40 mil personas, con fuegos artificiales y un ambiente para recordar. Ante los brasileños hubo decepción. Frente a los pumas, los hinchas se fueron colapsados con el proceso de Pablo Guede, el equipo se llevó pifias y el entrenador, insultos.
Un autogol de Emerson Silva le dio tranquilidad a Colo Colo en febrero y un golazo de Octavio Rivero hacía presagiar una victoria holgada en mayo. Lo cierto es que las resoluciones fueron iguales: Rodrigo Pimpao aprovechó un rebote de Justo Villar -tras atajar una pelota difícil-, mientras que Gonzalo Villagra vio adelantado a Álvaro Salazar y de un córner de Óscar Salinas logró aguarle la fiesta al local.
Rivero era el más activo de la ofensiva ante Antofagasta y fue el primer reemplazado. Después apareció Brayan Véjar y no logró entrar en el ritmo del juego, ni lo buscaron para adelantar el juego por su sector. Los cambios no estuvieron acertados en los dos partidos: ante Botafogo fueron renovadas las bandas, pero Gonzalo Fierro y Christofer Gonzales no estuvieron a la altura.
También fue parecido el actuar de este Colo Colo de posesión. Tocar, buscar sin premio ni precisión y esperar que llegue el pitazo final. Las historias terminaron de la misma forma.
Hubo desesperación. En los minutos finales, abundaron los pases errados, las faltas que restaron segundos y los encontrones tanto con árbitros como con los rivales. Cuando más tenían que mantener la calma y elaborar, equivocaron el camino.
La diferencia: luego de perder la chance internacional, Colo Colo se reconfiguró y vivió su mejor etapa en el torneo, con seis partidos consecutivos sin perder y un panorama muy positivo en cuanto a opciones de título. La historia es conocida, ya que ganó 2 de 7 en el siguiente tramo y perdió la punta. Ahora, el margen de mejora es mínimo. Queda una fecha y las confianzas están más desgastadas.
