OPINIÓN
El Real Madrid logró este jueves su primera victoria de 2018 ante un equipo de Primera División. Aunque fuera en Copa del Rey, en Leganés. Una competición que parece propiedad del equipo B del Real Madrid. O al menos, Zidane lo entiende así. Y eso que el torneo del KO se ha convertido en prioritario para los blancos tras decir adiós a La Liga. Y eso que el cuadro merengue necesitaba (y necesita) encadenar victorias cuanto antes. Y eso que el equipo pepinero amenazaba seriamente la continuidad del Real Madrid. Pero aun con todo ello, el técnico francés decidió entregarle la Copa de nuevo a su equipo B, con las únicas ‘intrusiones’ de Varane y Carvajal en el once inicial. Sorprendente.
¿ES HORA DE SENTAR A CRISTIANO?
Y es que todos esperaban que, llegado este punto tan concreto y especial de la temporada, Zidane pudiera ir introduciendo a los ‘titulares’ en la Copa después de dos rondas (ante Fuenlabrada y Numancia) donde éstos estuvieron desaparecidos. La convocatoria así lo hacía intuir, con sólo cuatro jugadores de los habituales fuera de la lista. Pero no. Zidane sigue dividiendo a titulares y suplentes de forma categórica e irrenunciable según las competiciones. No hay cambios en las alineaciones para La Liga. Tampoco los hay en las de la Copa.
Quién sabe si este equipo precisamente lo que pide es eso para salir del bache: mezclar jugadores. Independientemente de la competición. Por un lado, que los suplentes no se sientan tan suplentes, y que jugadores muy buenos como Asensio, Lucas, Kovacic o Ceballos estén rodeados de otros jugadores tan buenos o mejores que ellos incluso, para hacerles brillar más. Y que, a su vez, la frescura de estos revulsivos traiga aire renovado a un equipo titular que luce agotado, hastiado e incluso desmotivado.
No deja de tener su punto irónico. Pensar que justo Zidane pueda estar pecando de pocas rotaciones. Cuando fue precisamente él quien las impuso la temporada pasada hasta el punto de convertirlo en su sello de identidad, y casi en una norma no escrita para este fútbol moderno de 50 partidos por temporada. Quién sabe por qué este cambio. Y evidentemente, los recién llegados tienen menos experiencia que los que se fueron. Pero ni son tan ‘malos’ como lucen. Ni los ‘buenos’ tampoco demuestran ser tales.
GettyQuizás sea simplemente porque Zidane, aún con mentalidad de jugador para muchas de las decisiones que toma desde los banquillos, no quiera dejar señalados a los titulares que saque del once hasta que no sean ellos mismos los que superen el bache. Ni tampoco quitarles la Copa a los suplentes, después de que ellos superasen las primeras rondas. Pero si bien el año pasado llevó al extremo su ideario de rotaciones, al final en esta campaña está llevando al límite el concepto radicalmente contrario de las no-rotaciones. Como si Edison, después de inventar la bombilla, decidiese alumbrar su casa de nuevo con velas. O como si Graham Bell repartiera teléfonos por todo su vecindario para luego él seguir usando palomas mensajeras.