Goal¿Qué lleva a un señor que ha sido leyenda como jugador y aún más como entrenador para volver al club que él mismo decidió abandonar 284 días antes? ¿Qué impulsó dejar el club en lo más alto para volver a hacerse cargo de él en lo más bajo y con una plantilla mucho peor de la que él dejó? Intuyo que nunca sabremos las verdaderas razones por las que Zinedine Zidane, tan hermético como ganador, ha decidido convencerse de que segundas partes sí son buenas. En todo caso, su vuelta supopne una buena noticia para el madridismo, necesitado de un chute de alegría, y una mejor todavía para el presidente, que ha sido capaz de convencer al mejor candidato posible en mitad del peor escenario posible. Florentino Pérez, que tenía en la recámara la bala de plata de José Mourinho – ración doble de aceite de ricino para el vestuario-, insistió en persuadir al hombre que le dejó compuesto y sin entrenador hace nueve meses. De ahí que Butragueño no confirmase a Solari en Pucela. El club esperaba “luz verde” de Zidane y ya la tiene. Solari ya es “historia que tu hiciste” y Zidane vuelve para reescribir la “historia por hacer”. El francés regresa para ser el “Señor Lobo” de un vestuario que necesita rebajar tensión, unirse, volver a competir y finalmente, volver a ganar.
A finales de mayo del curso pasado, Zidane lo dejaba. Florentino Pérez profetizaba aquel día: “Será un hasta pronto, seguro que volverá. Si necesita un descanso, se lo merece”. Dicho y hecho. Lo de Zidane fue un “hasta pronto” y vuelve al lugar del que jamás debió salir.Se fue para dejar un “marrón” al presidente y regresa para librar al presidente de otro “marrón”, este de proporciones bíblicas. ZZ tendrá que sacar el machete cubano: recuperar la autoestima de un vestuario hundido, reconquistar el terreno perdido y devolver al socio la ilusión. Florentino le ha prometido plenos poderes y autonomía en el diseño de la plantilla, limpia de corrales incluida. Zidane llega como salvador del proyecto y como escudo para frenar el desgaste de la imagen del presidente. Crédito le sobra: es una referencia del club y el madridismo, hoy comatoso, le recibirá con alfombra roja.
Para el socio es una gran noticia. Para el presidente, una jugada maestra. La única duda consiste en saber si este regreso será bueno para Zidane. El riesgo que toma es brutal: un tipo que lo ha ganado todo y que podría pasarse sentado sobre su dignidad los próximos cien años, decide arriesgar su estatus de leyenda, para volver a ganarlo todo otra vez. En su primera etapa tenía poco que perder y mucho que ganar. Ahora, siendo leyenda, tendrá poco que ganar y mucho que perder. El regreso de Zidane es bueno para el Madrid. Falta saber si será bueno para Zidane.
