Caerá mejor o peor, pero Jordi Alba es leyenda del fútbol español. Diez temporadas, más de 400 partidos como azulgrana y 16 títulos le avalan. Esa trayectoria exigiría y merecería respeto. Del club y del socio. Alba, que no puso una pistola en la cabeza del presidente del Barça para que le firmara su contrato, fue el tercer mejor asistente de toda la Liga el curso pasado. Fue uno de los mejores jugadores del Barça, de largo, y no hizo absolutamente nada para dejar de jugar. Cero. Y sin embargo, dejó de jugar por motivos que todavía nadie ha sido capaz de explicar, de una manera coherente y razonada. Entre otras cosas, porque las razones jamás fueron deportivas. Da igual. Los animales mitológicos favoritos de los culés son las ‘vacas sagradas’. Siempre tienen culpa de todo y siempre se tienen que ir. Con Jordi Alba, que no aspira a ganar un concurso de popularidad, a algunos el tema se les ha ido de las manos y se les ha escapado la tortuga. Lo de Jordi es una condena. Juega una partida de dados eterna. Si saca de uno a cinco, marque o asista, le van a seguir pegando. Y si saca seis, vuelve a tirar.
La película es un clásico y la hemos visto en muchos clubes, aficiones y entornos. El entorno del club airea lo que el jugador cobra, se filtra lo pesetero que es el futbolista y algunos se creen con derecho a pensar que Jordi tiene más amor al euro que a la camiseta. Es más viejo que el hilo negro. Y por cierto, también se usó contra Messi. Si se hizo con Leo, imaginen lo fácil que ha sido hacerlo con Jordi. Con ese caldo de cultivo, el club decidió ascender a Alejandro Balde, un extraordinario proyecto de lateral de época representado por Jorge Mendes, y de propina, se fichó a Marcos Alonso.El club estaba en su derecho, por supuesto.
¿Cómo ha respondido Jordi Alba? Pues con profesionalidad, en el campo, jugando a gran nivel cuando le ha tocado y sumando desde fuera cuando no le han dado la oportunidad. Preguntándose qué podía hacer él por el equipo y no qué podía hacer el Barça por él. Ha asumido la competencia, está aportando su experiencia y sigue teniendo su calidad intacta. Alba fue titular conMartino, Valverde, Setién, Koeman y Xavi.Y por supuesto, con Luis Enrique. En el Barça y en la selección. Hay gente que opina que Alba no es el mejor lateral de España, que tampoco es el mejor del Barça y que Balde es mejor. Opiniones. Lo que no admite debate son los datos. Jordi Alba: 6 asistencias y 1 gol en 1338 minutos (un gol o asistencia cada 191 minutos). Balde: 4 asistencias y 0 goles en 1547 mins (una cada 386 minutos). Alba, por cierto, fue el curso pasado el tercer máximo asistente de toda la Liga y esta temporada, es uno de los jugadores que más ocasiones de gol genera cada vez que juega, junto a Dembélé.
La verdad es que seguir negándole el pan y la sal a Jordi Alba es de necios. Y que, aunque nunca faltan manos para azotarle, sigue siendo un jugador muy importante en el Barça. Que es, por cierto, lo que todos los barcelonistas de bien necesitan, quieren y aplauden. Al fin y al cabo, el Barça es un club realmente afortunado. Tiene el mejor lateral izquierdo de España y al que algún día lo será. Con Alba hay dos caminos: seguir tirándole porquería gratuitamente o asumir que el chico está dando la talla cada vez que sale al campo. Y no se trata de alabar a Alba, ni de dorarle la píldora, ni de ponerse de su lado, ni de ser su amiguete, ni de convertirle en mártir. Tampoco de desprestigiar a Balde, ni de compararle con Alonso. Se trata de reconocer las cosas. Se trata de tener un mínimo respeto por una leyenda del club, por un jugador que no ha abierto la boca para quejarse cuando ha tenido motivos para hacerlo. Se trata de reconocer a un tipo que está trabajando y que cada vez que le toca jugar, está dando un gran nivel. Que es justo lo que necesita el Barça. Circulen.
Rubén Uría
Rubén Uría
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