GoalAnfield fue un terremoto 7.5 en la escala de Richter para el barcelonismo. Se culpabilizó a Valverde, se recriminó a los jugadores y se arremetió contra los gestores del club. En su momento, hubo un antes y un después de Atenas. Y está por ver si habrá un antes y un después de Anfield. Lo que nadie pone en duda es que el dolor fue profundo, que la herida sigue abierta y que algunas cicatrices son para toda la vida. Al fondo, el capítulo de refuerzos. Los nuevos cromos. El enésimo rediseño de un Barça futuro que pueda seguir manteniendo su hegemonía nacional y que, de una vez por todas, rompa su maldición europea del último lustro. Ahí, en ese escenario, emerge Griezmann. Una figura que rechazó lo que en Barcelona creían imposible de rechazar y que ahora está de nuevo bajo el foco. Un tipo que multiplica sensaciones contradictorias y agita diferentes corrientes de opinión. Es un fichaje que todos imaginan pero nadie confirma. Una contratación que, en apenas unos días, ha pasado del ruido más ensordecedor al silencio más sepulcral.
Hay quien considera que Antoine está atado por el club y acabará jugando en el Camp Nou, guste más o menos al socio, porque es un grandísimo jugador y la operación no tiene vuelta atrás. También hay quien considera que su llegada podría frenarse en seco, porque existen demasiadas espinas en esa rosa y porque su desembarco supondría forzar una situación incómoda, generando un contexto adverso. Y por haber, también hay quien cree que, paradojas de la vida, Antoine Griezmann va a jugar la final de Copa sin hacerlo. Si pierde el Barça, nadie podría interpretar su llegada como un error. Y si el Barça gana, igual alguien tiene la tentación de pretender borrar con el codo lo que el día 1 de julio tenía previsto firmar con el brazo.
En caso de duda, cabe preguntarse por el latido del vestuario. Y en apenas unas horas, dos pesos pesados de la plantilla han valorado la posible llegada de Antoine. Durante una entrevista en exlclusiva, un periodista de El País preguntó a Gerard Piqué si habría otro reportaje sobre la nueva decisión de Griezmann. El discurso de Piqué fue corto y en vena: “No, no lo haré. Ya fue suficiente. Hace tiempo que no he hablado con él y ya veremos qué pasa. No sé más”. Traducción: Piqué sabe que ese ya no es su toro. Más tarde, en conferencia de prensa junto a Piqué, compareció Messi, el capitán y líder del equipo. También le preguntaron sobre Griezmann. Y el “diez de dieces” fue lacónico: “No opino”. El sentimiento del vestuario, verbalizado. En el aire flota la sensación de que se ha estrenado la primera temporada de una serie de intriga que promete emociones fuertes. Y a buen seguro, alguna que otra sorpresa.
Rubén Uría




