Manchester United Barcelona 04102019Getty

Puñetazo del Barcelona al mentón de Europa


EDITORIAL

No se dejó intimidar el Barcelona a domicilio de un Manchester United que apenas logró hacerles cosquillas a Ernesto Valverde y los suyos, capaces de secar a los Red Devils en cuanto a remates a puerta. Ni uno solo realizó el cuadro inglés en todo el partido, algo que no había sucedido en los últimos doce años. El United apenas propuso convertirse en una mera molestia para un Barcelona convencido de lograr tanto el control como la victoria en Old Trafford. Y a pesar de no domar del todo el balón sí amarró el triunfo en un estadio hasta el miércoles prohibido, demostrando una vez más que será difícil quitarle la ilusión al Barcelona de recuperar el cetro de la Champions League.

Porque Messi y los demás saben a lo que han venido esta temporada. Todo lo que han hecho desde que se estrenaran en la Supercopa de España ante el Sevilla ha sido pensando en alcanzar la final de la Champions League. Tanto el rosarino como Luis Suárez han renunciado, cada uno con distintos motivos, a participar con sus selecciones durante buena parte del año y a estas alturas eso es algo que se nota y de qué manera. Valverde les ha rotado a ellos y a los demás pensando en que sigan siendo los mejores también en los meses de abril y mayo. Visto lo visto ya no es descabellado pensar que el Barcelona se ha convertido por derecho propio en el principal candidato al título.

El triunfo en Old Trafford, por ser el primero, por haber negado el oxígeno a todo un Manchester United en su propia casa, y por haberlo hecho sin haber sufrido ni un solo contratiempo durante noventa minutos -y habiéndolo logrado con un Sergio Busquets muy lejos de su mejor versión- es un golpe de autoridad incluso mayor que el del sábado anterior ante el Atlético de Madrid, cuando aclaró con dos sopapos -figurados, por supuesto- de Messi y Suárez que la Liga no tiene otro amo que el Barcelona. También en Europa supo forzar el error del rival después para que el remate del uruguayo a los quince minutos del primer tiempo chocara en Luke Shaw y acabara con el balón en el fondo de la red, un gol que vale su peso en oro y le devuelve al club catalán la confianza y la moral que se erosionaron a lo largo de los últimos años ante el Atlético, la Juventus y la Roma.

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Hoy el Barcelona sabe lo que hace. Messi no esconde desde el primer día del curso que el gran objetivo es "esa copa linda y deseada" que ha levantado en cuatro ocasiones. Valverde ha logrado convencerle de que, aunque lo pareciera en muchos capítulos de su historia en común, ni él ni el Barcelona son invulnerables. El rosarino y su Barcelona han aceptado la madurez y eso les ha hecho, si cabe, más fuertes aunque en el fondo siga siendo aquel chaval que lloraba cuando se lesionaba. Porque a pesar de contar con treinta y un años y de la década que él y sus compañeros han regalado a la afición barcelonista, en su madurez Messi sigue demostrando la ilusión de un niño que debuta con el equipo de su corazón. Solo así puede entenderse la presente temporada. De momento, el Manchester United está al borde del KO.

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