¿Por qué Argentina - Brasil es un clásico y cuándo nació la rivalidad?

Allá por 2010, la Asociación del Fútbol Argentino y la Confederación Brasileña de Fútbol llegaron a un acuerdo para recuperar lo que alguna vez se conoció como la Copa Roca y que pasó a llamarse formalmente "Superclásico de las Américas". La premisa era bastante simple: una vez por año se disputarían dos partidos amistosos en cada país y el ganador se definiría a través del resultado global, producto de ambos encuentros. En una era en la que el interés por las selecciones parecía cotizar a la baja, la intención de ambos organismos era -además de recaudar una importante suma de dinero- revalorizar el duelo más importante de estas latitudes, cuyas raíces están echadas, contrario a lo que más de uno puede pensar, en la modernidad.

TODAS LAS FINALES ENTRE ARGENTINA Y BRASIL

Y es que, aunque se lo haya catalogado como un "Superclásico", en un claro paralelismo con los grandes enfrentamientos entre clubes históricos, lo cierto es que la rivalidad entre Argentina y Brasil devino con el paso del tiempo y lejos está de ser algo instaurado en sus orígenes: se fue configurando a través de diferentes hechos que posicionaron a ambos países como los más poderosos del continente y, como tales, competidores natos entre sí.

Entonces, ¿cuándo nació este antagonismo? Primero, lo primero. El fútbol llegó a Argentina antes que a Brasil: mientras que en Buenos Aires y Rosario ya se practicaba el deporte a mediados del siglo XIX, en Sao Paulo recién comenzó a jugarse a fines de ese siglo. Esta leve diferencia temporal le dio una importante ventaja a los argentinos, que para 1893 no solo habían fundado ya un puñado de clubes -algunos de los cuales perduran hasta hoy-, sino que, además, crearon la primera institución nacional de Sudamérica: la Argentine Association Football League, antecesora de la AFA.

Este proceso fue acompañado en la región por Chile y Uruguay casi a la par: en 1895 apareció la Football Associaton of Chile, antecesora de la FFCh, mientras que en 1900 se instituyó la Asociación Uruguaya de Fútbol. Recién para 1914 se estableció la Confederação Brasileira de Desportos, la cual terminaría transformándose en la CBF en 1979. Estas cuatro entidades fueron los miembros fundantes de la CONMEBOL, que en 1916 instauró el Campeonato Sudamericano, ahora conocido como la Copa América.

Para aquel entonces, sin embargo, Argentina y Uruguay ya llevaban disputados una serie de torneos amistosos entre sí, como la Copa Lipton, la Copa Newton y la Copa Honor Argentino, lo que dio pie a una rivalidad conocida como el "Clásico Rioplatense", potenciado por la medalla de oro conseguida por la Celeste en los Juegos Olímpicos de 1924 y los triunfos ante la Albiceleste en las finales de Ámsterdam 1928 y el Mundial de 1930.

Pero, ¿y Brasil? Más allá de que hubo dos giras en 1908 y en 1912 en las que la Selección argentina se enfrentó con equipos y combinados de Sao Paulo y Río de Janeiro, el primer cotejo oficial data de 1914, en lo que fue la edición inaugural de la mencionada Copa Roca. Si bien no fue algo que se disputó anualmente, entre 1939 y 1945 jugaron en 10 ocasiones con un amplio dominio argentino. Hubo tres goleadas inapelables, de hecho: un 5-1 en Río y un 6-1 y otro 5-1 en Buenos Aires. A su vez, la superioridad también se veía reflejada en los Sudamericanos, en los que fue campeón por sobre los brasileños en 1937, en 1945 y en 1946. Pero entre el '46 y el '56 pasaron 10 años sin duelos debido a diferentes conflictos políticos. Y las cosas, cuando volvieron a verse las caras, empezaban a cambiar.

Diego Maradona PeleGetty/Goal composite

La década del '50 dio pie a la época dorada de Pelé y a una explosión del deporte en el país. Si el Maracanazo en 1950 fue el golpe más sorpresivo de la historia, la consagración en 1958 en la Copa del Mundo de Suiza fue la piedra fundante de lo que sería la selección más ganadora de la historia de los Mundiales. Junto a Zagallo y Garrincha, O' Rey sería campeón también en 1962 y repetiría, luego, en 1970, con una nueva generación.

Son en esos 20 años en los que puede encontrarse la génesis de la enemistad, mientras que los 20 años siguientes, con la aparición de Diego Armando Maradona y los dos títulos que levantó Argentina en 1978 y 1986, se encargaron de profundizarla: en el '78, Brasil se quedó afuera en la segunda fase tras no poder superar a los de Menotti en el Grupo B, mientras que en el '82 volvieron a cruzarse en la misma etapa, aunque esta vez con triunfo de los de Telé Santana. Para el recuerdo, sin embargo, quedará el cruce en octavos de final en Italia '90 y aquel histórico 1-0, con el "bidón de Branco" incluido. Otro dato que ilustra el quiebre en la relación: entre el '60 y el '90 chocaron en 32 oportunidades, con ¡16! victorias para Brasil y solo ocho para Argentina, ciclo en el cual la estadística comenzó a emparejarse.

Aquí vale un apartado: la aparición de la Copa Libertadores en 1960, que, paralelamente con el crecimiento del antagonismo a nivel selecciones, inició un mismo proceso entre clubes e hinchadas. Pero, en todo caso, lo que se hizo cada vez más evidente en estos últimos 30 años es que Argentina y Brasil se adueñaron del continente, se posicionaron como exportadores de futbolistas y multiplicaron sus enfrentamientos en etapas definitorias, lo que, indefectiblemente, favoreció las condiciones para que lo que en un principio era un partido más se convierta en un Superclásico de clase mundial.

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