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Opinión | Piqué tiene razón: Así es imposible

OPINIÓN

Gerard Piqué tiene razón: competir así en La Liga es imposible. Cada día está más claro que hay una amplía desigualdad en los criterios y esto va a acabar hartando a los aficionados. Pero no a los del Barcelona ni a los del Real Madrid si no al resto. A esa mayoría silenciosa, a la de esos clubes que no tienen hinchas en Guayaquil o Australia para tuitear #ValverdeOut o #HastaelfinalvamoReal pero que tienen fieles que sacan su abono y pagan cuotas de más de 100 euros al mes para ver a su equipo por televisión.

La inteligencia de Piqué ya está fuera de toda duda. Es un orador privilegiado, un empresario de éxito y también lo es dentro del campo, donde entrado en la treintena suple con inteligencia y colocación las carencias que ya va mostrando su físico. Tras empatar en el Sánchez-Pizjuán desvió la atención de otro gris partido del equipo de Setién dejando entrever que esta Liga está destinada a ganarla el Madrid. ¿Autocrítica o dardo tras el polémico gol anulado al Valencia contra el Real Madrid?

No quedó claro aunque las interacciones posteriores de Piqué en redes sociales nos hacen inclinarnos por lo segundo. Lleva razón Gerard, esta Liga está preparada y siempre lo estará. Lo está desde hace décadas cuando se instauró un reparto televisivo injusto que convirtió a los ricos en más ricos y a los pobres en más pobres. Ahora, la riqueza se ha repartido, La Liga se ha apretado un poco, los grandes ganan menos y eso molesta al aficionado de Guayaquil o incluso a periodistas que en redes critican que Koundé pueda sacar con la cabeza una falta de Messi. Alfombra roja al de Rosario como si no tuviera bastante el sevillista con ver que le ha marcado 37 goles en 39 partidos y muchos de ellos para ganarles finales.

Mientras que Piqué se queja de los árbitros, el nuevo fútbol sin público, nos deja escuchar, siempre y cuando nos libremos de esa lacra llamada sonido pregrabado, cómo el estamento se dirige con respeto y cordialidad a los jugadores de Barcelona y Real Madrid y con altivez y tono estricto a los rivales. Y por si fuera poco, la única herramienta llamada a poner algo de justicia en el fútbol como es el VAR se ha convertido en España en una especie de comodín de la llamada para salvar in extremis a los dos de siempre.

Que el Valencia marca el 0-1 contra el Madrid. Se revisa frame a frame si la uña del pie de Maxi Gómez estaba en fuera de juego a pesar de que su intervención en la jugada sea cuestionable. Si el Barça sufre contra el Leganés, se pita un penalti a Messi en menos que canta un gallo. Si el Sevilla se adelanta en el Bernabéu, se prohíben los bloqueos. Y si el Barça va a dejarse dos puntos contra la Real, siempre habrá un penalti salvador.

Mientras tanto, las más de 10 cámaras que hay en los estadios sólo son capaces de dar la repetición desde un único plano y sesgado del empujón de Messi a Diego Carlos y en el VAR, pues media ración de "Todo ok, José Luis", la jugada se resuelve con amarillas para cada equipo pero ninguna para Messi. Así es muy difícil competir Gerard, llevas toda la razón. Además, ¿cómo sentaría que muestren una roja a Messi a un aficionado en Guayaquil? No quiero ni pensar qué hastag inventarían para protestar aunque seguramente la culpa seguiría siendo de Valverde.

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