GoalCuando toca repartir responsabilidades del gran momento verdiblanco cada cual tiene su cuota de participación, pero el paso de los diferentes envites hace destacar a la figura del entrenador por encima de todo y de todos. Recientemente, el Real Betis ha tenido varias pruebas de madurez, aquellas que miden el grado de solidez que tiene un equipo y que sirven de indicativo para dilucidar hasta dónde puede llegar. Y todas esas pruebas las ha tenido con algunas de sus figuras fuera del plantel.
La primera llegó con la Real Sociedad y la ausencia de Guido. Una de las piezas claves en el engranaje de Pellegrini. El sostén del equipo en el centro del campo y el que dota de equilibrio al sistema. Todavía está dentelleando el Reale Arena después del ciclón que le pasó en dicha eliminatoria. A Guido no se le echó en falta.
Pasada la eliminatoria, tocaba la ida de semifinales ante el Rayo. Los elogios a la temporada (temporadas) de Canales sobran. Y si el que le da a las teclas para que salga esta opinión es el que tiene que hablar del cántabro, poco menos que diría que el Dios del fútbol lo bendijo. Pues ante el Rayo, nadie se acordó de Sergio Canales.
Pero puestos a delimitar los confines de este Betis, vamos a rizar el rizo. Play off de la Europa League, Zenit de San Petersburgo y ausencia de sus dos estrellas, con permiso de otros. Canales no llega y Fekir se lo pierde por sanción. Y aún más. Las posibilidades de Champions que tiene el Betis esta temporada y un partido de Liga que hay que ganar sí o sí. Pues 2-3 en el marcador y ventaja para la vuelta.
En todos ha ido faltando alguien al que finalmente no se ha echado en falta. El que nunca se ha ausentado es el que ha creado todo esto. Pues lo dicho: que nunca falte Manuel Pellegrini.


