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Opinión: Nada que objetar a Deschamps

Firma Lartaun de AzumendiGoal

Desde tiempo inmemoriales a los aficionados al fútbol les ha movido la pasión que supone lo que tiene que ver con el balón y quienes lo disputan. Accesoriamente, como humanos que son, también les llaman la atención otros aspectos de los alrededores del balompié; con los focos apuntando cada vez más a las mojigangas que pergeñan y esparcen desde no pocos medios.

Ya en el primer decenio del siglo XX los fans británicos seguían las páginas de sociedad de la prensa para ver cuál era la última que había protagonizado Leigh Richmond Roose –un reputado guardameta y primer casanova del fútbol– en sus célebres andanzas por la noche londinense de etiqueta. Eran otros tiempos, pero a Roose se le exigía también que lo diera todo en el arco, ya fuera en el Stoke City, el Sunderland o en el resto de escuadras en las que trató de evitar ser batido por los atacantes rivales.

Más de 100 años después, los Cristiano Ronaldo, Neymar o Piqué son motivo de seguimiento por quienes gustan de transitar las veredas aledañas al propio juego del fútbol. Siempre que cualquiera de ellos o de alguno de sus iguales más célebres abandona temporalmente la grey, el hecho corre como la pólvora a través de las redes sociales, las radios o las televisiones. Hay mercado para el chafardeo extrafutbolístico , vaya que si lo hay.

Sin embargo, en ocasiones los mismos protagonistas que enardecen a los fieles con un regate imposible o un penalti atajado, son quienes también nos sorprenden al ver sus nombres implicados en situaciones amargas, oscuras o delictivas , como el resto de los mortales. La historia de este deporte está trufada de ellas.

Y desde ahí debió entenderse la razón matriz por la que Didier Deschamps prefirió prescindir de Karim Benzema para representar a Les Bleus. A nadie se le escapa que el delantero del Real Madrid fue acusado por su compañero de selección Mathieu Valbuena de haber participado en la cadena de extorsión que le exigía dinero por retirar un vídeo suyo de contenido sexual. Ante la gravedad de lo que se había denunciado y la posibilidad de que Valbuena y Benzema tuvieran que convivir en el seno del combinado galo, Deschamps optó por no llamar más a Karim Benzema a partir de diciembre de 2015.

Por si no fuera suficiente la polvareda levantada, Benzema s e equivocó al acusar a su seleccionador de plegarse ante unas supuestas actitudes racistas de una parte Francia hacia él. Aquella fue la chispa que provocó que Deschamps y su familia quedaran señalados y sufrieran amenazas. Hace unos meses el mismo técnico de Bayona reconoció sentirse incapaz de perdonar al delantero por haber afectado negativamente a su nombre y a su familia .

La que fue una decisión controvertida para muchos seguidores del ariete merengue, no pareció resultar tan descabellada cuando la Justicia francesa imputó a Benzema por un presunto delito de complicidad en el chantaje . Un hecho que engordaba de argumentos al seleccionador del país vecino. Benzema y otros tres imputados serán juzgados el próximo octubre en Francia y será la sentencia la que dictamine si Benzema cometió o no el delito del que se le acusa.

Mientras tanto, y para sorpresa de muchos, Deschamps ha decidido dar un giro a los acontecimientos y llevárselo a la Eurocopa. Una l arga conversación entre ambos ha permitido que las aguas hayan vuelto a su cauce y que el técnico galo haya abierto una nueva senda por la que caminar juntos. Está claro que Francia sale muy reforzada en lo deportivo y que Deschamps ha actuado hasta el día de hoy con motivos más que suficientes para no haber querido en su entorno a un futbolista al que ahora abre las puertas de par en par.

Lartaun de Azumendi

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