Nico Castillo, un viaje de Pumas a América entre hadas, ogros y lesiones

"Los jugadores regresan a los equipos que los van a buscar", dice Miguel Herrera, cuatro veces campeón como técnico del América, sobre Nicolás Castillo. "Si Pumas lo quería tanto, ¿por qué no lo llamó?". Herrera lo hizo desde este mismo teléfono en los últimos días de diciembre de 2018, cuando el chileno no jugaba ni pretendía quedarse con el Benfica de Portugal. La conversación duró apenas unos minutos, pero tuvo una sola respuesta.

"La gente de Pumas lo tiene que entender. Nico no traicionó a nadie. Ellos no lo necesitaban, nosotros sí, por eso fuimos por él". El Piojo conserva los mensajes que intercambiaba en esos días con Castillo. Casi siempre por la tarde-noche, para que ningún partido los interrumpiera. El goleador quería jugar en el América. Lo sabían el técnico y su directiva. También su representante en Europa. La noticia dio vueltas por México, corrió por los pasillos de Ciudad Universitaria y chocó de golpe contra la pared. 

En octubre de ese año, las selecciones de México y Chile jugaron un partido amistoso en el Estadio Corregidora. Ahí, Castillo fue rehén de una declaración. “Si regreso a México es para jugar en Pumas”, dijo. En los tres meses siguientes, pocos se lo perdonaron. “Yo lo admiraba como jugador”, dice Eric Gómez, el aficionado del equipo universitario que se tatuó en el hombro la imagen del delantero chileno. “No me arrepiento. Nico le puso a su hijo la playera de Pumas y le enseñó el ‘Goya’ antes de jugar en el América. Después, se vendió”.

Castillo era seguido por Juan Francisco Palencia y su cuerpo técnico, a finales de 2016. Los 29 goles en su última temporada con la Universidad Católica, más el campeonato de la liga chilena, habían dado pistas para confiar en un nuevo goleador. “Nico era de esos jugadores que nadie quería tener como rival”, agrega Palencia, entonces estratega de los universitarios. “Es un gran chico. Lo estuvimos ‘scouteado’ desde un año antes y nos hizo crecer como equipo”.

Pumas, en ese tiempo, era Nicolás Castillo y 10 más. Lo decían sus números, las portadas de los periódicos y las principales mesas de debate. En cuatro torneos, el chileno hizo 26 goles (más de uno por partido) y enfrentó al América en una liguilla, con David Patiño como su último entrenador. “Nico es un profesional. Si lo hizo es porque era parte del juego y así se entiende. La afición se lo reprochará, pero él estaba viendo por sus intereses profesionales”, afirma Patiño, eliminado por Miguel Herrera en aquella serie en el banco.

"¡Piojo, que te entreguen la Copa!”. El grito del ex delantero de Pumas, expulsado en el partido de vuelta de los cuartos de final, apareció en medio de la conferencia de prensa del técnico americanista, en el Estadio Azteca, como una especie de declaración de guerra. Contra él, contra el América y la supuesta ayuda de los árbitros. “Son momentos de calentura –explica El Piojo- Y ahí se quedan. No trascienden en el futuro. Después de eso me lo encontré un par de veces en un restaurante y nos saludamos bien”.

“Lo de ‘Piojo, que te entreguen la Copa‘ se convirtió en ‘Piojo, que me traigan a Coapa’, recuerda con ironía Eric Gómez, también integrante de La Rebel. “Yo lo admiraba como jugador, pero traicionó su palabra”. La negociación inició en diciembre y terminó en enero de 2019, con Mauricio Culebro, ex presidente operativo del América, como enlace. El Benfica le abrió la puerta nueve meses después de su llegada, con 14 partidos y cero goles en competencias oficiales. 

"La última vez había dicho que si volvía a México era para jugar en Pumas”, reconoció Castillo en su regreso, en una entrevista televisiva. "Pero nadie me buscó. En ningún momento recibí nada de ellos. La única llamada fue la de Miguel". El chileno, como refuerzo de las Águilas, estuvo lejos de comenzar el año como esperaba. Los aficionados felinos lo enfrentaron en su segundo partido, en el Estadio Olímpico Universitario, y lo llamaron “traidor”. 

A ellos se les sumó después Carlos Reinoso, uno de los emblemas americanistas. “Castillo puede hacer lo que sea", dijo El Maestro. “Pero a mí no me gusta que un jugador, antes de llegar al América, hable mal de la institución sin conocer su historia. Boca suelta. ¿Y si hace goles? ¡Pues es su deber!”. Era el primero de varios cruces que tuvo con su compatriota, incluso antes de jugar con el equipo.

Nicolás Castillo AméricaGetty

Los goles del delantero llegaron luego de varios partidos. Cinco en el primer torneo, cuatro en el segundo y ninguno en el tercero, porque aparecieron las lesiones. Edema muscular, fractura de peroné y rotura del tendón recto femoral. La última cirugía, el 30 de enero de 2020, provocó una trombosis y un sangrado posterior en el muslo derecho. Producto de ello, el chileno perdió casi tres litros de sangre. 

Después de tres operaciones y varias semanas en el hospital, Castillo pasó de pesar 80 kilos a 68. “Fue muy grave lo que le pasó. Afortunadamente, los médicos hicieron un gran trabajo, pero estuvo en riesgo su vida”, recuerda El Piojo, siempre en contacto con Nico por el celular. Cuando él se fue del América, las opciones para el chileno eran mínimas tras más de un año sin jugar (desde el 18 de enero de 2020) y sin registro en los últimos dos torneos.

Castillo, sin embargo, se propuso volver a hacerlo. Y allá fue con ayuda de los doctores, principalmente del doctor Alfonso Díaz, con el que vivió sus peores días en la sala de terapia intensiva del hospital. “Muchas lágrimas derramadas, mucha incertidumbre y meses luchando. Hoy me dan la noticia que en un par de meses volveré a jugar”, escribió en diciembre pasado, en sus redes sociales, tras su última operación en Atlanta y su regreso a los entrenamientos en Coapa.

La directiva, entonces, le bajó el pulgar. “Nico está dado de alta médicamente, pero no puede participar en un partido de futbol. Estamos en marzo, le queda abril y mayo para llegar a la pretemporada. En verano tendremos que tomar la decisión”, explicó Santiago Baños, presidente deportivo del club, con el chileno apartado de los registros para el Guardianes 2021, por el cupo de 11 extranjeros, y con un año y medio más de contrato (hasta junio de 2022). 

Nico Castillo América 2020Getty

El plan emergente de Baños y el cuerpo técnico del América, ahora encabezado por Santiago Solari, era que Nico retornara en agosto, en el inicio del Apertura 2021, con la salida de varios jugadores foráneos. 

"Castillo lleva más de un año tratando de ser futbolista y debemos cuidarlo . Su ilusión es volver a jugar, así que todos lo apoyaremos", afirmó Solari, que el próximo semestre, además, deberá reducir la cantidad de extranjeros para cada partido (de 11 a 9). Hoy, contando al exdelantero felino, tiene 12.

Pero la situación ha cambiado. El hombre de los 10 millones de dólares -costo de su alta-, y uno de los contratos más altos del equipo (tres millones de dólares anuales y dos más por objetivos), tendrá que esperar para reanudar su cuenta de juegos (27), goles (nueve) y asistencias (tres). O al menos, lo deberá hacer en otro lado porque en Coapa no están convencidos de su recuperación y no desean arriesgarlo.

En el mundo del futbol, existen pocos jugadores que pueden presumir la misma pasión por Pumas y América sin morir en el intento. Uno de ellos es Nicolás Castillo. Tantas veces goleador en ese tipo de conjuntos, y esta vez alejado del mundo. Imaginándose el día de volver a ser lo que fue, pero con una camiseta, sea Azulcrema o de otro color. Porque el viaje aún no termina, por más que siga atrapado en el tiempo.

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