OPINIÓN
Lo que apuntaba ser una fiesta del fútbol acabó con incidentes, jugadores heridos y pelotas de goma en las calles. La final debería quedar aplazada sin día de disputa y la Conmebol debería plantearse declarar desierto el título de la Copa Libertadores 2018 porque ni Boca ni River se merecen ser campeones así.
