Lionel Messi Barcelona 2019-20Getty Images

Ni Barcelona, ni Madrid ni el Tsunami: Nadie cumplió su amenaza


EDITORIAL

El único tsunami que acongojó al Barcelona fue el Real Madrid. Tras tener que suspender el Clásico el pasado 26 de octubre por cuestiones de seguridad a raíz de las convocatorias de Tsunami Democràtic por la sentencia del juicio al Procés quedó claro que el partido y mucho menos la seguridad, amén del dispositivo con más de 4.000 agentes dispuesto por las fuerzas del orden, nunca estuvieron en entredicho y el único ciclón que realmente amenazó al Barcelona fueron los hombres de Zinedine Zidane, que acumula ya cinco visitas al feudo barcelonista sin haber conocido la derrota.

El Madrid hizo más y mejor de principio a fin, haciéndose con el control del balón y encerrando al Barcelona desde el primer minuto sin él hasta el punto que ya a los quince minutos Gerard Piqué tuvo que sacar el balón de la misma línea de gol para ver como en la siguiente acción Clément Lenglet cometía un penalti clarísimo a Raphael Varane que el árbitro no apreció. El Barcelona vivió de volantazos. Los que tuvo que hacer Frenkie De Jong abandonando el interior para bajar a la defensa a apoyar la salida de su equipo y buscando a un Leo Messi dedicado a colgar balones para que Jordi Alba llegara, infructuosamente, desde la segunda línea en un par de ocasiones. Y ya.

Mientras, los blancos lograban marcharse al descanso convertidos en el equipo que más remates a puerta había dirigido al marco azulgrana en un primer tiempo en el Camp Nou en las últimas dos décadas, lo cual constata que hizo méritos más que de sobras para haberse puesto por delante en el marcador y la dinámica se mantuvo en un segundo tiempo en el que los azulgrana siguieron sometidos ante un Madrid tocador, que buscaba los espacios como antes hacían los catalanes, hoy pendientes de aumentar una solidez que brilla por su ausencia.

Porque el Barcelona no transmitió tranquilidad ni defensiva ni ofensivamente. Los nervios a la hora de jugar el balón, su indefinición y la falta de ideas no hicieron más que constatar que lo que a los hombres de Ernesto Valverde les puede funcionar ante rivales de mitad de la tabla no sirve ante equipos sobrados de calidad. Aun así si alguien puede lamentar el 0 a 0 final es el Real Madrid, que dominó de principio a fin sin premio. Y eso, teniendo en cuenta que el los blancos ejecutaron el antiguo plan del Barcelona en su propia casa para meterse hasta la cocina, debería encender las alarmas que fueran necesarias. 

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