Atlético de Madrid 22-23 (tercera equipación)Captura TW Atlético Madrid

Me quedo contigo

De padres a hijos. Orgulloso de sus raíces, de aquellos estudiantes vascos del Athletic que crearon una sucursal madrileña, el Atleti nació como un sentimiento centenario fiel a una identidad reconocible. Ser oposición y contrapoder. No ser el mejor, sino pelear para serlo. Sin presumir de lo ganado, sino de la familia que elegiste. Es vivir en campo contrario, resistir, sufrir, luchar, combatir, caer y levantarse incluso cuando no tienes fuerzas para hacerlo. Ser del Atleti es una manera de ser, vivir y comportarse, rebelarse ante el poder establecido y superarse a uno mismo en cada dificultad. Ser del Atleti es escalar el Everest cada día, sin oxígeno, pero con ilusión. Ser del Atleti no es ser mejor que nadie, ni mirar por encima del hombro a nadie. Es un regalo de la vida. Una marca en el corazón.  

Dicen que al Atleti le falta una Champions, que el fútbol se la debe, que tiene que ganar más títulos, que es segundón, que siempre será el ‘Pupas’ y que si la abuela fuma, pero la verdad es que la historia la escriben los vencedores y la del Atleti se escribe derecho con renglones torcidos. La verdad es que los atléticos querrían ganar muchas Champions, ligas y copas, pero no las necesitan, porque su Atleti juega todos los días. Allí resiste, pelea y vence. El Atleti no juega en el campo. Juega en todos sitios. En el colegio, en la universidad, en la oficina, en las calles, en los portales, en las tiendas, en los supermercados y en los parques. El Atleti juega siempre. Todos los días. No es un equipo de fútbol, es una misión. 

Si a alguien del Atleti le das a elegir entre su equipo y la riqueza, con esa grandeza que lleva consigo, se queda con el Atleti. Si a alguien del Atleti le das a elegir entre su equipo y sus ideas, aunque sin ellas, sea un hombre perdido, se queda con el Atleti. Y si a uno del Atleti le das elegir entre su equipo y la gloria, para que hable la historia de él, por los siglos, se queda con el Atleti.
Como en la letra de la canción de ‘Los Chunguitos’, primero BSO de ‘Deprisa, Deprisa’ y después versionada por Rosalía, a los colchoneros, si les das a elegir entre cualquier cosa y su Atleti, se quedan con su Atleti. Es amor. Uno incondicional.

El Atleti es como el océano. Se puede ver su comienzo, nunca su final. Ser del Atleti es sobrevivir, tener esperanza en mitad de la tormenta y avanzar sin dejar de resistir los golpes. Es un sentimiento que tiene 120 años de historia y que será eterno. Y es fácil saber por qué nunca morirá. Porque ser colchonero es una elección permanente. Es saber que, si te dan a elegir, entre el Atleti y cualquier cosa, te quedas con tu Atleti. Para siempre.

Rubén Uría

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