OPINIÓN
Después del bochorno en Vallecas, el Real Madrid saltó este domingo al tapete del Bernabéu con ganas de pedir perdón a su afición. Con ganas de que no tuvieran que vivir algo similar. La herida ya estaba abierta, pues de hecho el Santiago Bernabéu registró la peor asistencia de la temporada en La Liga coincidiendo con el puente en la capital. Pero sea como fuere, la media entrada presente pudo disfrutar al menos del arrepentimiento de unos jugadores que brindaron una vitoria (3-2), un buen partido en líneas generales y un primer cuarto de hora entretenidísimo. Sólo en esos primeros quince minutos derrocharon mucho más fútbol que en todo el partido ante el Rayo. De lejos.
De hecho, el homenaje inicial a Iker Casillas apenas tuvo calado porque Mariano no lo permitió. Brahim robó un balón en la línea de tres cuartos y el ‘7’ lo mandó a la jaula con la ventaja del desorden groguet. Habían pasado apenas dos minutos de juego, los cánticos para el ‘eterno capitán’ quedaron eclipsados entonces… y el gol desató a los veintidós jugadores. Pues poco después marcaba Gerard Moreno en una jugada muy parecida, pero con distintos actores y en la portería contraria. Concretamente fue Casemiro el que perdió el balón en su propio campo y Courtois el que pudo hacer poco para evitar el empate a uno cuando apenas se llevaban diez minutos disputados.
Carvajal , Kroos y Marcelo cercaron entonces el área visitante antes de entrar en un valle de veinte minutos. Justo hasta que Vallejo marcase el 2-1 al borde del descanso. El aragonés, con su primer gol y titular en los últimos tres partidos, no pudo tener una despedida mejor a la que será con total seguridad su última temporada de blanco. Con la continuidad de Mariano hay más dudas. Él se quiere quedar, y lo gritó con fuerza hoy en el Bernabéu con su segundo gol, remachando a placer un centro medido de Carvajal poco después del paso por vestuarios. Había marcado sólo dos en toda la temporada, y ante el Villarreal firmó un doblete en menos de una hora.
Con el 3-1 en el marcador, el Real Madrid se hizo ya dueño y señor del partido. Por fin se veía al equipo de Zidane con esa personalidad que parecía haber perdido desde que el Ajax le apeó de la Champions League. Brahim se quedó sin marcar por poco con dos buenas ocasiones. Regresó Vinicius, aún no al 100%. Y el Villarreal, que aún se estaba jugando la permanencia, apenas supo estirarse hacia la portería de Courtois excepto por un par de ocasiones en las postrimerías más el gol de Jaume Costa en el descuento. El Real Madrid no le dejó. El Submarino Amarillo pagó los platos rotos por la derrota en Vallecas.
